Vladimir Putin Atestigua Intolerancia y Abuso de Poder

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Cuatro han sido las veces que Vladimir Putin ha dirigido al gobierno de la Federación Rusa. La primera ocasión se produjo cuando Boris Yeltsin dimitió a la presidencia, asignándole a Putin en el 1999, la dirección del Estado, la que fuera ratificada por elección popular en el 2000, posteriormente fue reelegido en el año 2004.

Por prohibición constitucional para un nuevo período presidencial consecutivo, en el año 2008 encargó la postulación a la presidencia a quien ha sido considerado su títere, el actual primer ministro Dmitri Medvédev, quien bajo su protectorado consiguió la presidencia hasta el 2012.

El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin ascendió nuevamente al poder en mayo del 2012, luego de unas elecciones consumadas en marzo del mismo año, las que  estuvieron preñadas de alegatos de fraudes, la cual hubo de repetir por la inconformidad de sus resultados no sólo de los manifestantes de la Rusia moderna sino de la propia comunidad internacional, encabezada por los Estados Unidos de América.

Putin que por venir de dirigir la KGB y luego de su sucesor el Servicio Federal de Seguridad (SFS), convertirse en avezado de los asuntos e intríngulis del Estado, experiencia recogida por los desempeños en varias instancias del Poder Ejecutivo de Rusia y recibir el apoyo del ex presidente Boris Yeltsin, llegó a convertirse en uno de los nueve personajes que integraron en su momento la llamada “Familia” del Kremlin. Actualmente Vladimir Putin se ha convertido en el más importante hombre de poder con que cuenta la desmembrada Unión de República Socialista Soviética.

Todo el poder político y militar está en manos del ex teniente coronel Vladimir Putin quien ha sabido aupar a su propio grupo procedentes de las filas del Servicio de Seguridad Nacional, para que a su vez sean quienes manejen el petróleo y todo el poder de la nomenclatura económica rusa.

Vladimir Putin jugó un papel preponderante en la necesaria unión que requería el pueblo ruso luego de la ruptura del lazo de las naciones que conformaban la antigua URSS, la que inició su resquebrajamiento a partir de la noche de navidad de año 1991, cuando Mijaíl Gorbachov preparó el camino hacia la democracia, la que luego capitaneó Boris Yeltsin, hasta llevar hacia delante las reformas auspiciadas que pretendían la modernización política del país.

Si bien es cierto que en el plano económico la Federación Rusa ha tenido un crecimiento importante y sostenible durante los gobiernos de Vladimir Putin, no así en el plano democrático, donde ha sido catalogado de tener muy poca vocación por el respeto a los derechos de la mayoría en el ejercicio del poder durante sus ocho años y tres meses de gobierno, y eso lo atestigua la forma en que ha utilizado selectivamente la justicia para acabar con sus adversarios, como en el caso del magnate petrolero Mijaíl Jodorkovski y en estos momentos con la condena de las cantantes María Alekhina, Nadezhda Tolokonnikova y Ekaterina Samutsevich.

La intolerancia de éste gobernante lo ha convencido que debe enfrentar a como dé lugar toda ola de oposición que surja contra su gobierno todavía considerado ilegítimo por centenares de ciudadanos.

Muestra de este convencimiento resulta la condena a que han sido sentenciadas las tres jóvenes intérpretes, miembros del grupo de punk rock protesta Pussy Riot, por haber manifestado abierta oposición a su gobierno el que consideran haberse hecho del poder sin contar con el verdadero respaldo de los electores.

La condena de dos años de prisión por la comisión de vandalismo infundado en odio religioso y político a las manifestantes trovadoras representa un duro golpe para la democracia, la libertad de expresión del país ruso, denota la epopeya que iniciara en el año 1991, el entonces presidente Mijaíl Gorbachov.

Esta es una expresión de incomprensión funesta e intolerancia gubernamental que debe ser proscrita de manera inmediata por el séquito del gobierno del Kremlin y del mismo Putin.

En términos estrictamente de procedimientos legales se evidenciaron violaciones a las garantías de imparcialidad procesal que exige el debido proceso cuando durante los ocho días que duró la instrucción de la causa mediante la cual se juzgaba a las procesadas, las mayorías de los pedimentos y de las medidas solicitadas por los abogados de la defensa fueron en su mayoría rechazados por los jueces instructores.

Tras siete meses de encierro literalmente injusto de las jóvenes artistas, se han aunado esfuerzos tanto nacional como extranjeros de personalidades de la política y de la cultura, dándolo apoyo a las jóvenes María Alekhina, Nadezhda Tolokonnikova y Ekaterina Samutsevich y por otro lado pidiéndole al gobierno de Putin su liberación y ahora su excarcelación luego de ser sentenciadas.
No han faltado súplicas al patriarca Cirilo, dirigente de la iglesia ortodoxa rusa, pidiéndosele clemencia para las tres detenidas y hoy condenadas.
Nos coligamos a los reclamos del grupo de abogados rusos que sostienen que las acciones de las tres mujeres no podían considerarse delito y que formular cargos contra ellas vulneraba las leyes rusas.

El presidente Putin debe entender que los postulados de su discurso de toma de posición del 1999 no son los que deben regir su gobierno trece años después, cuando señalaba que:

"Hoy se me han asignado las funciones de jefe de Estado. Quiero subrayar que ni por un minuto en el país ha habido ni habrá un vacío de poder y las autoridades cortarán de raíz cualquier intento de quebrantar la legislación y la Constitución de Rusia".

Bajo un sistema democrático y de derecho la legitimidad de un gobierno solo es sostenible por el respaldo irrestricto del pueblo y de la garantía efectiva de los derechos ciudadanos que haga el presidente de turno.
                                          

Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado.

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