Día del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional

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El siete de enero de cada año está instituido como el día del Poder Judicial. Para la fecha, se producen varios acontecimientos los que quedan coronados por el discurso que pronuncia el honorable presidente de la Suprema Corte de Justicia, en el cual éste ofrece una especie de rendición de cuentas que se reduce esencialmente a resaltar los temas más relevantes tratado por este, el tercer poder del Estado; se define el comportamiento de como ha girado la jurisprudencia en el pasado reciente, los nuevos principios fijados por este Poder, también se informa sobre como han sido destinados los recursos manejados, además de hacerse algunas reflexiones relacionadas a la judicatura, etc.

Son escasas las fechas en las que como en la actual se tiene en la palestra un repertorio de temas tan amplios y sensitivos que atañen de manera especifica al Poder Judicial, y que esta vez se percibe como si se estuviera enfrentando algunos designios que propugnan por la disminución de las facultades que les son propias al más alto estamento de este poder, a la sazón La Suprema Corte de Justicia, situación que tiene a toda la ciudadanía en permanente expectación.

Debido a las luchas de poderes que se ha entronizado entre los entes que ahora constituyen directa o indirectamente el Poder Judicial, fruto de la nueva Constitución, y los que deben quedar definidos con la aprobación e implementación de las leyes y reglamentos que actualmente se discuten ante el Congreso Nacional, todos los actores concentran sus esfuerzos en procura de obtener los resultados que más favorezcan a los intereses que representan.

En esta ocasión prevemos que las estadísticas como en otras ocasiones jugaran un papel preponderante en el discurso que emitirá el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, el Dr. Jorge Subero Isa, pero con algún matiz menos incisivo, no porque no se hayan obtenidos algunos buenos resultados en el desempeño de las labores judiciales en el periodo 2010, o porque no se hayan fijado posiciones que contengan decisiones valiosas de índoles jurisprudenciales, sino porque este momento se presta para defender lo que hasta ahora se debe interpretar como la permanencia de las potestades a que cada cual tiene “derecho” dentro del Poder Judicial y que la entrada en vigencia de la nueva Constitución pone en alto riesgo.

Con la promulgación y puesta en vigencia de la nueva Carta Sustantiva, la que no existía a esta fecha del año que recién culmina, se crean  instancias que eran entre nosotros totalmente desconocidas.

La conformación de las nuevos estamentos instituidos por la Carta Sustantiva implica, entre otros, un amplio reordenamiento del Poder Judicial que hará cambiar dramáticamente la manera en que hasta la fecha se ha impartido justicia en nuestro país.

Dentro del esquema estructural que ha instituido, lo que hoy se ha dado por llamar “La Constitución del 2010”, se encuentra por ejemplo, la creación del Tribunal Constitucional, que es el que más escozor al momento actual produce y el que inevitablemente tendrá, según los intereses que más se han destacado en su defensa, mayor preponderancia en aquel Poder del que apenas es un simple invitado.

Los primeros lineamientos con que se traza la existencia de esta magna instancia, es sobre si este debe tener el control difuso de la Constitución o si por el contrario podrá solo conocer de las acciones en constitucionalidad por vía directa; hoy todos se despachan a fijar sus propias convicciones, algunos sin antes observar inclusive, que es la propia Carta Sustantiva la que le atribuye de manera general, el ámbito de su competencia al nuevo Tribunal Constitucional.

En este sentido, entendemos que nuestro legislador debe poner especial atención a las facultades que finalmente le asignará a esta nueva instancia, debido a que con ello se pone en riesgo “la seguridad jurídica que en materia constitucional ha existido en nuestro país”; se debe considerar que abordar el tema de manera inadvertida puede causar que nuestros tribunales se conviertan nueva vez en estanques de expedientes sin salidas, que se eternicen los procesos y que se pierda la confianza en la administración de justicia, la que con el paso del tiempo se ha estado recuperando entre nosotros.

De igual manera, frente a los cambios que se ciñen sobre el campo judicial, a esta fecha, muchos son los jueces que se mantienen a la expectativa de lo que ocurrirá con sus respectivos cargos, debido a que solo aguardan se llame a la conformación del Consejo Nacional de la Magistratura, el que habrá de escoger sus posibles sustitutos.

Son innumerables las diligencias de distinguidos abogados en ejercicio que hacen sus preparativos para acudir al llamado que la patria les hará para obtener de ellos ora desde el Tribunal Constitucional ora desde la Suprema Corte de Justicia, los servicios que ellos mismos anhelan brindarle a la nación.

Todos se sienten por premonición destinados a tener en sus manos el mallete con el cual habrán de decidir las situaciones que sean competencias de las respetivas instancias a las que sean llamados a servir.

En definitiva, para esta ocasión no escucharemos hablar, sino como pura formalidad, sobre asignación de presupuestos deficientes al Poder Judicial o de las imposibilidades que afronta este poder para cubrir las necesidades básicas imperantes que le afecta, no, en esta ocasión el “Día del Poder Judicial” será propicio para alertar sobre la determinación de impedir por todas las formas posibles la fragmentación de sus facultades y con ello se escamoteen los poderes que dicen corresponderle exclusivamente a la Suprema Corte de Justicia.


Salomón Ureña Belre.
Abogado.

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