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Los actores principales del ala media del ministerio público y del Poder
Judicial, representados por Yeni Berenice Reynoso, y la jueza Margarita Cristo,
están involucrados en una conflagración mediática tras la cual, en aras de
mantener sus respectivas principalías, se han desbordado, desnudando sus partes
intimas, exponiendo sin rubor sus pudendas, hasta el extremo que no han previsto
las derivaciones futuras de sus incalificables desenfrenos.
Ni una ni otra han medido las repercusiones que
traerán en el futuro inmediato sus rivalidades llevadas hasta la opinión
pública, cuyo proceder polvorienta la administración de justicia, afectando la
poca credibilidad que le resta a las instituciones que una y otra representan.
Causa extrañeza que ministerio público y jueces
creen disputa en los casos que entre ellos ventilan, cuando lo normal es que
coexista un maridaje en sus actuaciones, lo que se resalta con la flexibilidad
con que se manejan los rigurosos trámites procesales que entre ellos son necesarios,
máxime en ocasión de los pedimentos que son requeridos por los encargados de la
investigación de las causas que cursan por ante los tribunales en materia penal,
de los que ellos son los principales ejes direccionales.
Resuena que el conyugio se ha roto producto de
lo trascendental del caso del que ambas protagonistas
están facultadas instruir, esto es, las querellas por lavados de activos y corrupción
interpuestas contra el ex titular del Ministerio de Obras Públicas, el ingeniero
Víctor Díaz Rúa.
Habiéndose iniciado el obligado proceso investigativo
-fase oficiosa- contra Víctor Díaz Rúa y compartes, el ministerio público ha
adoptado ciertas medidas que han afectado directamente el patrimonio de los
encartados en el proceso, tales como embargos de sus bienes y de sumas multimillonarias,
localmente, y en el extranjero, lo que naturalmente ha provocado que los
imputados, a través de sus abogados, atiben estrategias procesales a través de
las cuales puedan alcanzar, además del entorpecimiento de las medidas
cautelares impuestas, provocar también el archivo definitivo de los expedientes
que los encausan, de manera no pueda siquiera instruirse, para que se conozca
sobre si los bienes públicos que se dicen distraídos, fueron o no objeto de los
ilícitos imputados.
Como consecuencia de sus pesquisas, la fiscal Yeni
Berenice Reynoso, al entenderlo pertinente, ha tramitado la imposición de las medidas
indicadas, cosa esta que ha alarmado no solo a los afectados directos, además
de sus abogados, cuanto más a la sociedad misma, toda vez que se sugiere con
dichas medidas, que pueden existir pertinencia en los méritos de las querellas patrocinadas
contra el ex funcionario.
Los abogados de los encartados, sabedores al
dedillo de la mejor técnica forense y de su discurso, justificados en lo que
llaman una flagrante violación del derecho a defenderse que constitucionalmente
les está garantizado a sus patrocinados, han reaccionado de manera contundente,
tramitando instancias que contienen demanda en solicitud de nulidad de la fase
oficiosa instruida por la titular de la fiscalía del Distrito Nacional, porque
ésta no ha informado oportunamente de los hechos y de las querellas que cursan
contra sus asistidos.
Una estrategia inicialmente elaborada con la
intención de sanear el rumbo de un proceso, con la finalidad inclusive de
detenerlo por siempre, ha devenido en la desventura de una jueza a que a su
decir, podía decidir a su favor la recusación que
en su contra hubo de instanciar el ministerio público, a partir de tan impertinente reacción, le ha
salpicado su moral, hasta el extremo que de todos los agentes involucrados en
este proceso, es quien ha llevado, y sin lugar a dudas será quien se lleve en
todo su derrotero, la peor parte.
A partir de este episodio, poca será la autoridad
que le quedará a Margarita Cristo Cristo para continuar el ejercicio bajo el
manto de respeto e integridad que se le supone debe adornar a todo juez, no es
ni idónea, pero tampoco proba, a los ojos del sistema de justicia.
Este preludio del caso de Víctor Díaz Rúa, marca
la suerte de la jueza Margarita Cristo Cristo definiéndola como una víctima del
sistema de administración de justicia en nuestro país. Su probidad quedará irremediablemente
cuestionada por siempre.
Si en verdad existía discrepancia personales
entre estás dos combatientes, habrá que decir que Yeni Berenice Reynoso, en
este primer round, le lleva la de
ganar a su oponente, toda vez que al jugársela como se la jugó, logró poner
entredicho la dignidad de una jueza que no supo reaccionar como debía en
ocasión de que en su contra se instanciara la recusación que precedió todo este
escarceo, la que debió, ipso facto,
admitir, o a lo sumo, dejar que fuera la Corte de Apelación, como ordena la
ley, la que decidiera sobre su procedencia.
En ocasión de este pleito, la magistrada Cristo
Cristo ha elevado una querella por supuesto ultraje y violencia verbal contra
la magistrada Yeni Berenice Reynoso a la que el Procurador General de la
República, Dr. Francisco Domínguez Brito, se ha adelantado en calificar como con
falta de méritos para su encausamiento; y nosotros nos preguntamos: ¿No habría
sido mejor para Cristo Cristo, interponer acciones legales en daños y
perjuicios contra la pupila santiaguera, por haberle destruido su vida
profesional como jueza de la que hasta la fecha tiene ya 25 años de ejercicio?.
Salomón
Ureña B E L T R E.
Abogado
– Notario.
Wamcho’s
father.
809-353-5353
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