Será el próximo martes luego de las
siete de la noche cuando tendremos las informaciones fidedignas que
arrojen los resultados de las votaciones que desde hace algunas semanas se
iniciaron para escoger al presidente de la superpotencia económica, política,
cultural y militar más grande del mundo, los Estados Unidos de
Norteamérica.
Barack Obama y Mitt Romney son los
candidatos que encabezan las encuestas y los que tienen mayores posibilidades
de ganar para gobernar desde el solio de la Casa Blanca. No obstante existir una
veintena de candidatos que se postulan a través de otros partidos, no son sino
apenas éstos dos los que concitan la atención de los votantes justificado,
entre otros factores, por el sistema de partido que ha regido a los norteamericanos desde su fundación.
En el difuso sistema electoral de los
Estados Unidos de Norteamérica sufragan los votantes de manera directa -voto
popular-, los que luego habrán de convertirse en votos de electores que serán
los que finalmente escogerán al presidente –elección indirecta-.
En esta ocasión me arriesgaré en personificar
lo que escribo para hablar en primera persona, con lo cual espero no abusar ni
causar tanto desagrado a mis los lectores.
Mis preferencias están con Barack Obama
porque no quiero volver a vivir en un mundo lleno de tensiones como lo ocurrido
durante los gobiernos presididos por W. George Bush Jr., y sus acólitos, y
querer ratificarle al actual Presidente que deseo compartir en un ambiente donde
reine la paz, donde se proteja al medio ambiente como cuestión prioritaria para
hacer posible la vida futura en nuestro planeta y eso no me le asegura el
mormón y falto de carácter y definición en la política, aunque si buen padre de
familia, buen administrador, destacado empresario, graduado de las
universidades más prestigiosas de su país, el nacido en Detroit, Mitt Romney.
Prefiero a Barack Obama porque es
sencillo, humilde, asequible, uniforme, bien definido, además por ser
demócrata, y los dominicanos sabemos bien lo que esto implica. Las dos últimas
intervenciones norteamericana al territorio de Quisqueya han ocurrido mientras
ha ocupado el Despacho Oval, un presidente del Partido Republicano.
Apoyo a Barack Obama porque durante el cuatrienio
de su gobierno, ha demostrado tener las habilidades para crear las plazas de
empleos que necesita la economía para su reactivación, luego de la debacle de
su predecesor, y mantener un ritmo sostenido de crecimiento hasta el punto que
durante los últimos treinta y ocho meses ha logrado insertar dentro de la
economía laboral a más de cinco millones de trabajadores. Este detalle se
aprecia aun más cuando comparamos que a su llegada al número 1600 de Avenida
Pensilvania, la economía norteamericana registraba perdidas de puestos
laborales por el orden de setecientos cincuenta mil cada mes. Hoy día el índice
de desempleo apenas ronda el 7.9 por ciento.
Aspiro a que Barack Obama continúe
gobernando porque supo hacer de su buque insignia el pretender
la superación del ser humano por el ser humano, lo cual queda apuntalado
en la dedicación que puso para lograr modificar el régimen de la salud pública,
este acontecimiento es por si mismo revolucionario y trascendental; su
preocupación en tanto diversos ordenes por alcanzar una mejor educación, como
es haber incorporado a más de cien mil profesores especializado en ciencia y
tecnología al sistema de enseñanza pública; por sus metas claras en la
dirección de la política internacional, donde la mediación ha sido su principal
arma para disuadir la guerra y ganar tiempo para cumplir con las promesas de campaña del anterior período en el sentido de lograr llevar a casa al ejercito militar
estadounidenses que interviene en naciones como Afganistán, Pakistán, etc., tal
cual lo hizo en Irak.
Porque decidió combatir mediante
decreto lo que el Congreso le ha impedido practicar por ley, como la aprobación
de políticas migratorias que les permitan a los indocumentados poder permanecer
por más tiempo dentro del territorio norteamericano, hasta tanto logre zanjar
las diferencias que le han imposibilitado la creación de la normativa que le
conceda su merecida ciudadanía.
Por no tener tendencia a maniatar el
sistema electoral de su país en procura de ganar elecciones de forma tan
vergonzante como la obtenida por el Partido Republicano, tras las evidentes
tropelías que éste último engendró en la Florida en el año 2000.
Sí, si fuera norteamericano, votaría
por el actual Presidente porque creo que en su segundo período de gobierno no
dejará huérfanos a esos dos millones y tantos de latinos que habiendo inmigrado
desde muy niños a los Estados Unidos, donde se han educado con los más altos
índices de escolaridad, hoy no cuentan con el respaldo contundente del
Candidato Republicano, para poder acceder a los beneficios contenidos en el “Dream Act”.
Elegiría a Barack Obama por el
beneficio que les representa a “The
Dreamers –Los Soñadores-”, para que éstos pueden acceder luego de la
aprobación definitiva de la ley que le reconocería su permanencia definitiva
al país al cual pertenecen, tras lo cual puedan alcanzar el “Sueño Americano”. Porque deportar a
los dreamers sería convertirlos en
verdaderos apátridas, entendiendo el término desde el punto de vista del
derecho que tiene todo ser humano a sentirse protegido y amado por el suelo
donde crece y se desarrolla, ni siquiera por aquel donde nace.
Confío en que sea Barack quien continúe
dirigiendo los destinos de los Estados Unidos de América porque así la humanidad
tendrá mejores expectativas de convivencia.
De hecho, creo que así será, ya en varios estados han votado más de veinte millones de electores donde Obama lleva la delantera 53 a 47.
Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado – Notario.
809 355 5353.
salomonbeltre@me.com
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