Hablar
del Sur es figurarse el más dantesco panorama de pobreza que pueda imaginarse
la mente humana. Lo depauperado y miserable de su realidad es la muestra más
evidente del deplorable estado de abandono en que la mayoría de los gobernantes
nacionales han dejado a la suerte esta demarcación.
Hay
que ir, transitar, compartir, conocer y tener contacto con las personas de las
diversas provincias, sus municipios, parajes, secciones y hasta por sus barrios
para poder comprobar a ciencia cierta lo que es vivir harapiento y vasto en
necesidad. El ciudadano común no conoce, ni siquiera sospecha la dimensión y cruda
realidad que les ha tocado vivir por siempre a los habitantes de estas
olvidadas zonas. Parecería no ser el
país que muchos creemos tener y en el que vivimos.
La
exclusión social se ensancha, hace gala de su ampulosa presencia entre los
diversos congéneres que habitan el Sur, las personas se envuelven en la miseria
como algo connatural a su existencia. Pobreza y desigualdad forman un binomio
inseparable.
Allí
la mal nutrición aflora y se resiste a desaparecer. Lugares hay donde, en pleno
siglo XXI, no es que no hay energía eléctrica, no, es que literalmente no la
conocen, no saben lo que es una televisión, una bombilla eléctrica, donde todavía
se cuecen los alimentos en fogones, donde los niños en avanzada edad no conocen
que existen prendas de vestir destinadas para ellos, que nunca han ido a una
escuela, tan sólo, siquiera han tomado un cuaderno en sus manos.
Ciertamente,
hay que vivirlo en carne propia para comprender que lo que decimos es cierto,
que no ponemos ninguna nota de exageración en nuestros relatos.
Al
azotarnos el fenómeno atmosférico denominado Isaac, el que abrigado por la
fuerza de la naturaleza, solo rozó aunque no en pleno algunas localidades del
Sur, quedó evidenciada, desnudada y agudizada una vez más la triste realidad en
la que viven la mayoría de los habitantes de la zona en la que nació Francisco
de Rosario Sánchez entre otros grandes dominicanos.
La
región Sur de la República Dominicana, no amerita de mayores acontecimientos
para que quede develada su angustiosa y tétrica situación, sin embargo, esta
vez ha sido necesario que la naturaleza sea quien le recuerde a las autoridades
que acaban de instaurarse en la dirección del gobierno, que la pobreza y la
miseria esperan por ser extirpadas de sus fueros, que se requiere de su atención
especial para que pueda haber un mejor futuro para quienes habitan sus tierras.
No
sabemos si es premonitorio o lo que sea, pero es una expresión muy contundente de
la naturaleza recordarle a las superioridades del gobierno que en su tránsito
por la dirección del Estado, deben mostrar su sensibilidad, activando los
sentidos a favor de realizar las inversiones que necesitan los diversos sectores
que conforman sus comunidades.
Estos
territorios exigen que se prioricen las inversiones en construcción de calles, acueductos,
canales de riegos, caminos vecinales, escuelas, hospitales y viviendas. Se debe
electrificar las poblaciones que aun carecen de sus bondades. La obra cumbre
que podría, por fin, encaminar hacía el desarrollo la economía de la región es la
carretera que debe unir al Sur con el Norte del país. Con sólo esta inversión
el gobierno del presidente Danilo Medina se granjearía gran reconocimiento,
hasta aun después de haber concluido su mandado presidencial.
El
Estado sin tener que sacrificar su capacidad fiscal puede otorgar facilidades
de inversión que creen fuentes de trabajos, que por igual pueda dinamizar la
economía de sus cinco provincias.
Conocedor
el presidente Balaguer de que esta zona ha contado con los atractivos
necesarios para desarrollarse dejó remozado el Aeropuerto Internacional María
Montéz, en Barahona, inversión que ha sido menospreciada por los gobiernos
sucesivos al dejarla abandonada hasta el extremo que sus periferias están
totalmente arrabalizadas con construcciones de poca monta.
Asociaciones
de vecinos, de comerciantes, de padres y amigos, tienen en carpetas algunas de
las obras que ellos entienden necesarias para ayudar a que sus demarcaciones
salgan de la paupérrima pobrezas que los abate, tales como, además de las
mencionadas previamente: el Malecón de Barahona, el teleférico, etc., por lo que no se requiere de
tantísimos esfuerzos en identificar las áreas de inversión que hagan posible el
desarrollo de la zona. Además es harto sabido de las potencialidades de que
goza esta región para la explotación del turismo. El Sur cuenta con recursos medio
ambientales suficientes para desarrollar la industria agrícola, la artesanía,
la ganadería, etc.
El
gobierno central debe emplearse a fondo para resolver el conflicto creado con
los terrenos de Bahía de las Águilas para que sus playas puedan servir de
fuente de inversión turística en un futuro cercano.
Al
final del gobierno presidido por Danilo Medina muchas de las precariedades que
acusa el Sur del país habrán de quedar resueltas, es una meta que debe
imponerse el primer mandatario de la nación y es una demanda que hasta la
naturaleza misma está exigiendo.
El
Presidente Medina es oriundo de la región del Sur, a quien le instamos a hacer
en ella lo que nunca se ha hecho, de tal manera poder comprobar su calidad
humana con la evidencia palpable de sus frutos como gobernante.
Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado - Notario.
salomonbeltre@gmail.com
809 353 5353
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