Quiebra de la Lotería Nacional.

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La primera Junta de la Caridad, convertida hoy en lo que conocemos como la Lotería Nacional, fue creada el 24 de octubre de 1882, y posteriormente reglamentada por la Ley No. 689 del 26 de junio del año 1927.

El objetivo de su incorporación estuvo fundado en ayudar a los más necesitados. Fue la alternativa que concibió el educador y sacerdote Francisco Xavier Billini cuando le faltaron fondos económicos para costear las instituciones caritativas fundadas por él para socorrer a enfermos, ancianos y niños indigentes. 

La regulación legal moderna le ha atribuido además a la Lotería Nacional, la función de velar por el cumplimiento de las leyes que regulan los juegos de loterías en el país y las obligaciones de las personas físicas y morales que intervienen en la actividad, al tiempo de recaudar recursos económicos mediante el otorgamiento de franquicias de juegos y las ventas de billetes y quinielas, para destinarlos a obras sociales. Todas estas facultades le han permitido a la Lotería Nacional, recaudar suficientes recursos para mantener su operatividad y cumplir con su finalidad filantrópica.

No deja de ser latente la enorme implicación y la descarga social que la Lotería Nacional brinda a nuestra comunidad, para cientos de instituciones benéficas; son muchos los casos individuales de personas de escasos recursos que han visto en ella, la solución de sus agobiantes contrariedades.

En su existencia, esta institución ha tenido tiempo de altas y bajas, pero nunca se ha alertado sobre el descomunal descalabro a la que la han sometido tanto las erráticas políticas gubernamentales, y cómo no, sus propios administradores. 

Los medios de comunicación recogen las quejas de los empleados de la Lotería Nacional los que les exigen a las autoridades el pago de sus salarios, los que tienen más de tres meses sin cobrarlos. Si este es el caso de los empleados, está más que claro que la función básica que le dio origen, hoy es prácticamente ineficaz.  Sí no existen los recursos para pagar a sus empleados, los habría para cumplir su labor de prodigalidad social?

Además, es censurable que las autoridades de esta entidad, no cesen en disminuir su ya entredicho nivel de credibilidad cuando promocionan sorteos por sumas superiores a los veinte millones de pesos, cuando se está consciente que la Lotería no está en capacidad de cubrirlos, en casos de resultar premiados sus rifas. 

Las últimas autoridades que han dirigido los destinos de la Lotería han hecho desaparecer por completo la visión con que la creó el Padre Billini, no existe en ella ningún sentido de responsabilidad social, así como los principios y valores que le dieron origen, brillan por su ausencia.

Se alega que la ola de oprobio económico en la que está actualmente sometida la Lotería Nacional, se debe a que la más reciente reforma económica que se realizo en el país, dirigió hacía la Dirección General de Impuestos Internos los fondos que ella recauda. 

Este mísero proceder de las autoridades no debe mantenerse. Una decisión gubernamental bastaría para reponer la integridad de esta importante institución centenaria que opera con el mero propósito de incentivar la cooperación entre los más débiles y desposeídos.


Salomón Ureña Beltre.
Abogado.
salomonbeltre@gmail.com

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