A nueve años del fallecimiento del Dr. Joaquín Balaguer.

Posteado el // Comentar

Se cumplen nueve años de la desaparición física del Dr. Joaquín Balaguer. En efecto, el 14 de julio del 2002, ocurrió el deceso de uno de los dirigentes  políticos más destacados con que ha contado la República y defensor a ultranza de los mejores intereses nacionales.

Como todos los grandes líderes de la humanidad, Joaquín Balaguer supo granjearse adeptos y concitar contradictores de la más variada estirpe.

Este hombre fue un verdadero fenómeno que supo aprovechar las debilidades de sus adversarios políticos para mantenerse durante toda su vida activa de hombre de Estado, dentro de las élites de poder, cuando no, detentando por si mismo, la dirección del cargo de presidente de la República.

A Joaquín Balaguer le correspondió gobernar a la nación dominicana en momentos aciagos. Por eso hubo de trillar de manera espectacular algunos momentos que deslucen nuestra historia republicana, pero que a él, la mayoría de las veces, les permitieron salir airoso de tales trayectos y circunstancias que aunque le mantuvieron en el poder, lo marcaron tanto positiva como negativamente para toda la historia.

Su obra de gobierno es reconocida aun por sus más recios oponentes y se extiende por toda la colectividad. Supo sembrar el país de una gran infraestructura en tantos diversos órdenes, lo que le ha permitido a gobiernos posteriores sustentar sus propios planes de desarrollo. Se le debe a Joaquín Balaguer haber viabilizado el tramo de crecimiento económico que ha experimentado el país durante las últimas décadas, todo gracias a su destacada visión como gerente estatal y por su pulcritud en la administración de la cosa pública.

Personalmente, el presidente Balaguer fue muy preocupado por los problemas de las más amplias trascendencias y repercusión para la patria, tales como la situación haitiana, la lucha contra la pobreza, supo mantener muy bajos los índices de endeudamientos externos. Era receloso en los temas que implicaban exponer al país a compromisos foráneos.

A nivel interno fue un apasionado constructor de viviendas, hospitales, escuelas, puentes, calles, avenidas, carreteras, caminos vecinales, presas, y canales de riegos, sobre las cuales se fundamenta hoy día la producción agrícola y de ganadería nacional. Estas obras fueron levantadas indistintamente en toda la geografía nacional. Se le debe haber conformado una vasta estructura vial que logró comunicar los más recónditos lugares, logrando disminuir las distancias entre las provincias, municipio y parajes de la nación.

Durante su gobierno se le dio un gran impulso a la industria hotelera nacional.

Celaba el patrimonio de la nación como si fuera propio. Y cuando salía del país, lo hacía en función de Estado específicamente, salía a representarnos como presidente ante los cónclaves internacionales a los cuales habría sido invitado. En ellos solía sobresalir por las dotes de excelente orador, su sólida formación intelectual y su cultura enciclopédica y por el conocimiento al dedillo de los asuntos que les correspondía abordar como jefe de Estado. Defendía a ultranzas ante toda personalidad local o internacional los intereses nacionales.

No temió identificar a las naciones más poderosas del globo en que su gobierno no permitiría ningún atentado contra la soberanía nacional y las alertó en cuanto advertirle que estaba al tanto de los intereses que se tejían en torno a darle solución a la crisis de ingobernabilidad en Haití, tomando a nuestro país como instrumento de solución.

Ocasiones hubo en la que demandó batirse en duelo como forma de expresar su descontento con ciertas elites de poder económico o político de la nación.

Se le reconoce haber sido el dínamo que impulsara la creación de la clase media en la República Dominicana.  

Las luchas intestinas entre nuestros políticos llevó a que a Joaquín Balaguer se le tildara muchas veces con epítetos que aun hoy día se repiten, pero que se mantienen distantes de sus verdaderas implicaciones, toda vez que han sido los mismos que le han sucedido y que en su momento más férreamente le adveraron, los que han sustentado su forma de gobernar a la usanza del viejo caudillo reformista.

Sus más recios opositores finalmente le reivindicaron cuando el Congreso Nacional, presidido por legisladores de su archi enemigo político el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), lo reconoció como el Padre de la Democracia Dominicana.

El presidente Balaguer, como se le conocía popularmente, hizo suya la frase bíblica que dice: "Por sus frutos los conoceréis"; ahí están los frutos que cosecha la nación devenido de su gran obra de gobierno. Por eso será siempre recordado y reconocido por los dominicanos conscientes.


Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado.
salomonbeltre@me.com

0 comments:

Publicar un comentario