Dos abogados de una misma firma perecen en circunstancias no aclaradas.

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Cómo?, pero, qué es lo que tu me estás diciendo?, que pasó?, cuándo ocurrió?, de qué manera? No, no, eso no puede ser, pero tu estás en el barrio? Perdón, tengo que llamar a alguien más, debo averiguar…, esto no puede ser…

Esta fue la reacción y así las palabras a través de las cuales expresamos nuestra estupefacción, el dolor que nos llegó hasta el alma, al hablar por la vía telefónica con nuestro hermano y amigo de toda una vida, el licenciado Juan Carlos Contreras Morales, con quien nos comunicamos luego de haber escuchado por una de las emisoras de radio del país, cuando regresábamos hacia la oficina luego de una audiencia, que en Los Ángeles, Peralejos, había aparecido los cuerpos sin vidas de dos abogados.

Los Ángeles, Peralejos, es el barrio donde crecimos, donde nos desarrollamos, lugar al cual nos hemos mantenido vinculado, donde están nuestros intereses afectivos, precisamente donde conocimos a Rene Antonio Vegaso, uno de los abogados aparecido muerto, quien desde pequeño era de una personalidad sumamente reservada, tranquila, ecuánime; un buen hijo de una buena madre, más que tanto ejemplar, él, un simple hijo de su proyectada madre, ésta de las del tipo y coraje que deben hacer de madre y padre a la vez, a quien siempre que caminábamos por la calle 8 del sector, la veíamos frente a su casa en alguna actividad, limpiando o bien conversando con algún buen vecino, ella nos prestaba la atención del saludo. Qué niño o joven no se siente atraído por la atención de una persona mayor..?


A Fausto Morel Matos no lo recordamos con claridad, pero nos dice Iris, nuestra compañera de la escuela primaria y secundaria, que él estudio con nosotros, que en algún momento fue uno de los compañeros de una se nuestras sesiones, que sus profesores fueron los nuestros.

Nos consta que tanto Fausto Morel Matos como Rene Antonio Vegaso, fueron dos abogados que llevaron el ejercicio de la profesión con verdadera vocación, nunca escuchamos de estos jóvenes abogados alguna imputación de carácter peyorativo, ni siquiera difamadora o denotativa, éstos pretendieron hacer del ejercicio de su profesión, un verdadero ministerio a través del cual lograban tener su sustento y el de toda su familia, se afanaban por alcanzar el ascenso social que aspira todo individuo, respetando las pautas que el decoro exige.

Es axiomático que en este hecho han obrado manos criminales, aquí ha operado la mala intención, este hecho fue tramado con saña, con interés de dejar una impronta renegada, no debe descartarse ninguna premisa o posibilidad, los mecanismos de investigación deben ser aplicados de manera metodológica, cherche la femme, ir tras los posibles intereses afectados por estos abogados en el ejercicio de sus competencias labores, investigar a su clientela, etc., deben ser de las cuestiones a ser abordadas con prioridad de parte de las autoridades investigativas con el designio de esclarecer estas muertes.

Como es natural, muchas son las especulaciones que se producen en tornos a hechos similares, surgen muchos comentarios, los unos se contradicen con los otros, la imaginación humana produce a ritmo acelerado todo tipo de conjeturas, sin embargo, no es en estos donde se debe abrevar para identificar los autores y ejecutores de este espectral evento. 

Estamos frente a un episodio de magnitudes cataclísmicas, este suceso marca una nueva era en la historia criminal contra los abogados en nuestro país. Nunca antes nuestra sociedad había sobrevenido un hecho de semejante dimensión. Todo el país está indignado, repulsión por doquier es lo que se manifiesta.

Son muchos los intereses con los que debe lidiar un abogado, muchas veces los propios clientes son los primeros que muestran algún tipo de actitud indelicada o recelosa frente a estos profesionales, pero naturalmente son los intereses contra quienes deben actuar, los que la mayoría de las veces quedan afectados, los que reaccionan de manera incontrolada e inusitada contra su integridad.

Es indudable que quienes urdieron estos hechos se han valido de la cooperación maliciosa y degradante de las corporaciones criminales que han estado creando base y entronizado sus pezuñas sangrientas en nuestra sociedad.

Actualmente la colectividad dominicana está adentrada en cambios profundos en su sistema de justicia, cursan inclusive por ante las Cámaras legislativas, anteproyectos de leyes con los que se pretenden modificar las leyes del ámbito penal, entre otras. Antes estos hechos es prudente que sociedad y autoridades den un paso al frente para crear los mecanismos que hagan disminuir los brotes de delincuencias que tanto han estado afectando la estabilidad de los individuos, aprobando instrumentos de convivencia y de medidas de seguridad aptos para recibir un entorno social más confiable para todos los ciudadanos.

De ser necesario las sanciones deben ser endurecidas en todo el sentido de la palabra y de los hechos.

Con la amenaza que se ciernes sobre los abogados y contra toda la colectividad, debemos todos los sectores sensatos de la sociedad, aunar nuestros esfuerzos, debemos reclamar de las autoridades mayores observancias de sus obligaciones frente al núcleo social, apoyados en estos recientes macabros acontecimientos, debemos justificar acciones que asienten nuestros criterios de detener el derrotero al cual nos quieren llevar los que no han sabido adaptarse y someterse a los comportamientos exigidos por las mayoría para vivir plausiblemente en comunidad.

No se debe andar con paños tibios contra quienes fraguaron las muertes contra dos de nuestros abogados, Fausto Morel Matos y Rene Antonio Vegaso, debemos hacer que los recursos que puedan tener sus auspiciadores no sean suficientes para que puedan salirse con las suyas, debemos evitar se empañen las investigaciones, se debe exigir sanciones ejemplarizantes.

Aterrorizada, llena de pavor, desprotegida y entristecida está nuestra comunidad del sector Los Ángeles por la muerte de dos de su hijos, sufrimientos que habrán de ser padecidos por toda la nación dominicana en muy breve plazo en caso de no ser confinadas las causas que las han producido, estas de manera indecible se enrumban con destinos insospechados.


Salomón Ureña Beltre.
Abogado.
salomonbeltre@me.com

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