Juicio contra EdesEste

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Todo individuo tiene derecho a expresar su punto de vista y a revelarse  contra los abusos y atropellos a los que se les pretenda someter.

Los principios jurídicos que gobiernan nuestras formas de vida en sociedad son enérgicos al tratar de proteger estas facultades, consignándolos inclusive como derechos sustantivos de los ciudadanos.

En la República Dominicana hasta hace apenas algunos años, veinte a lo sumo, el ritmo de vida era totalmente diferente a como lo es en la actualidad, en nuestro país los temperamentos eran manejados de formas diferentes, todo ha variado de manera subrepticia, el cambio nos ha llevado a horizontes pocos comprensibles.

Por ejemplo, para cualquier ciudadano era natural acudir a una institución pública y allí dejarse llevar fruto de la impotencia que tenia de aquello que le afectaba, aireaba su malestar,  exhibía en público su inconformidad, hablaba a que todo le escucharan, se desahogaba. De este modo el individuo recibía algo así como una especie de alivio a la impotencia que le producía el mal servicio ofrecido, el abuso que creía contra él se producía; enfrentada de esta manera lo que le impacientaba la existencia.

Los presentes se servían del atrevido para ellos hacer suyas tales quejas, se fraguaba entonces un compadreo entre los parroquianos que conformaban el ambiente.

Es común llegar en la actualidad a cualquier oficina de cualquier empresa, bien pública como privada, y allí el cliente sentirse vejado de todas las maneras imaginables. La dispensa del servicio ofrecido es la mayor parte del tiempo descaminado, ofensivo e intrigante.

Nos imaginamos que fueron estos los últimos sentimientos que hubo de padecer aquel ciudadano que al acudir a la oficina de servicio de EdeEste ubicada en MegaCentro, fue victima del  malogramiento de su vida, cuando ante un altercado con el vigilante privado que prestaba sus servicios de protección a la dicha dependencia, el seguridad le disparó a quema ropa, de frente, en el pecho, cuando según las notas periodísticas éste acudía a cumplir con el pago de la factura del servicio ofrecido y de paso para hacer oír su voz, quejarse ante lo que él entendía era un exceso en la estimación de los montos a ser saldados.

Es altamente preocupante que la vida del ser humano sea desconsiderada a tales niveles. Usted se imagina estar inseguro hasta en una oficina pública donde se brinde un servicio comunitario, donde por no tenerse al personal idóneo, capaz, competente, tolerante y racional, que sepa comportarse y tratar a quienes a tales oficinas acuden a cumplir con obligaciones que solo beneficia a la entidad recaudadora, se llegue a tales extremos. Nos estamos dejando llevar a rumbos desconocidos, no nos estamos dando cuenta que a la larga nuestra convivencia será insostenible.

La intolerancia se ha adueñado completamente de las personas, nadie respeta a nadie, todo mundo anda por las calles con alta dosis de desencantos, decaimientos, frustraciones que producen enojos y malestares existenciales, todos los cuales reunidos buscan de un escape para explosionar y al hacerlos, ni las cenizas quedan.

Debieron ser causas parecidas las que indujeron al vigilante quien la emprendió a tiros contra este ciudadano común, quien nunca comprenderá en cualquier estadio en el que se encuentre, ni sus familiares, cómo por semejante situación, se le segara la vida, por simplemente reclamar el monto excesivo de una factura, por tratar de apelar al reconocimiento de un derecho, el cual le es atribuido por la misma ley de leyes, por nuestra propia Carta Sustantiva.

Los ciudadanos que suelen reclamar sus derechos, aun haciéndolo bajo los rituales trazados por estas mismas instituciones, suelen ser vejados por las mayorías de las entidades que ofrecen servicios a conglomerados humanos. Estas empresas pretenden maniatar a su voluntad los derechos que como usuarios y consumidores tienen los clientes a los que ellas les ofrecen sus servicios.

EdeEste debe ventilar a lo interno su política de recursos humanos, este hecho debe alertar a las entidades de igual genero, para que puedan los ciudadanos sentirse confiados en que su integridad habrá de serle protegida cuando ante ellas acudan a cumplir con sus obligaciones contractuales.

Los familiares del ciudadano asesinado deben accionar en justicia contra el vigilante que causó su muerte, asimismo contra el o los gerentes de referida entidad y de ella misma procurar los resarcimientos indemnizatorios correspondientes y demás sanciones, las más drásticas inclusive. 

No es excusable de ninguna manera este hecho tan calumnioso y aberrante, deben tomarse medidas desde estas entidades para evitar se produzcan acontecimientos tan inimaginables.

Parece ser que solo con sanciones ejemplarizantes es que estos emporios empresariales habrán de entender que deben ofrecer un trato más afable, menos desconsiderado a los prestatarios de los servicios que ofrecen, y ya que solo reaccionan cuando se les afecta en su patrimonio pues bien le vale a las instancias jurisdiccionales correspondientes aplicar las sanciones previstas por nuestras leyes. Es esta una excelente oportunidad para que se creen los precedentes que hagan recapacitar a estos entes económicos, de tal manera evitar se produzcan estos desmanes que atenten contra la integridad de los seres humanos.

EdeEste debe ser demandada y sancionada por los tribunales por este hecho.


Salomón Ureña Beltre.
Abogado.
salomonbeltre@me.com

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