La Educación en la República Dominicana.

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La exclusión de los seres humanos por cualquier causa de discriminación, está impedida por mandato imperativo de las leyes que nos gobiernan, sin embargo, la realidad no está acorde con los postulados normativos que rigen nuestra sociedad.

Los estamentos estructurales bajo los cuales opera el sistema están estrechamente ligados a cierta cantidad de poder, prestigios o privilegios. Son los denominados estratos sociales, los que a su vez se constituyen bajo el sustento de la instrucción educativa a que tienen acceso sus entes.

En nuestra vida republicana, los dominicanos hemos tenido gobiernos de muy diversas modalidades, coexistiendo entre ellos una corriente de similar comportamiento que evidencia una muy marcada falta de interés para destinar los recursos que requiere la sociedad para ser invertidos en la formación educativa de sus integrantes.

Es una verdad de perogrullo que son excepcionales las muestras lustrosas que ha originado la educación estatal nuestra, los entes que han sobresalido provenientes del sistema de educación formal, no le deben a este haberse destacado, en la mayoría de los casos, es atribuible al esfuerzo individual cualquier laudo merecido.

En la conciencia de muchos se insta a analizar sobre qué sería de este nuestros país si hubiere una política donde prime el cuidado por la educación, cuán avanzados estuviéramos en las diversas áreas de las que hoy adolecemos serias precariedades, y cuántos otros aportes adicionales estuviéramos haciendo a nivel internacional con representantes de la valía, por ejemplo, de lo que fuera nuestro Pedro Henríquez Ureña.

Los más importantes acontecimientos históricos de nuestro país han estado promovidos y protagonizados por ciudadanos que han sustentado en la educación el amor a la patria, de esta manera, quién no pronto se avecina a reconocer que las etapas donde ha habido entre nosotros mayor desarrollo y crecimiento en diversos ordenes, ha ocurrido cuando hemos sido gobernados por aquellos que han tenido una cierta cuidada educación.

De igual manera, son muchos los frenos que se han impuestos algunos gobernantes, gracias a las incidencias de gobernados que por su formación educativa no han tolerado la incursión descabellada del poder en asuntos indebidos.

De hecho, por la formación educativa y la gran sensibilidad humana que logró Juan Pablo Duarte, nuestro padre de la patria, se pudo airear el movimiento independentista que atrajo lo que hoy conocemos como República Dominicana.

Nuestra independencia nacional se apoyó en los esfuerzos realizados por hombres y mujeres que afianzaron en la educación sus temperamentos. Así quedó conformada la sociedad secreta La Trinitaria, la que además de estar conformada en mayor parte, por verdaderos intelectuales, esta fundamentó en los recursos que la intelectualidad proporcionaba todo su accionar, ejemplo de ello lo observamos en las actividades teatrales que se escenificaban con el propósito de enviar de manera soterrada los mensajes independentistas a la colectividad.

Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado.
salomonbeltre@me.com










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