El Presupuesto General del Estado, y el Poder Judicial (2-3).

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El desorden que se registra en nuestro país con el manejo de los fondos públicos se evidencia desde el momento mismo en que el Poder Ejecutivo le envía el anteproyecto de Presupuesto General de la nación al Poder Legislativo, y este, como muestra de un pobre ejercicio de sus competencias, lo tramita, y lo convierte en ley sin hacerles las enmiendas necesarias que lo adecuen a las reales circunstancias del Estado, y de la colectividad, convirtiéndose por su genuflexión en un simple sello gomígrafo.

Lo sostenido tiene su sustento porque aun conociendo el Poder Legislativo de las obligatorias designaciones que las leyes contemplan para los estamentos propios que sustentan nuestra democracia, incita su vulneración al aprobar el Presupuesto sin concederle los porcentajes fijos que les corresponden, aun a sabiendas que viola las leyes de manera flagrante y ominosa, y se deshace ante la prudencia que  debe a sus funciones legislativas.

Tal es el caso que afecta el Poder Judicial, que aun siendo favorecido con la designación especial del 2.66% de las riquezas nacionales que se reflejan en el Producto Interno Bruto (PBI), lo que implica que de los ingresos proyectados para el año 2015, los que ascienden a unos RD$630,934,000.00, equivaldría destinarle más de 10 mil millones de pesos, sin embargo, el monto que se ha estimado asignarle será menos de RD$5,400,000 millones de pesos. No se puede esperar que hayan resultados favorables en el desempeño de las funciones que constitucionalmente le son atribuidas a este, el tercer Poder del Estado, ni contar con la “cacareada independencia” que todo esperamos recibir de la administración de justicia.

No menos dramático lo es para el Ministerio Público, a cuyo estamento le está destinada una partida concerniente al 1.44% del PBI, equivalente a unos RD$3,600,000 millones de pesos, empero, apenas recibirá menos de la mitad de lo que establece la ley. Gracias al valor, la determinación, y la sensibilidad que han mostrado tener algunos miembros de este estamento, han logrado reunir voluntades para organizar las formas de cómo demandar el cumplimiento de la ley a los órganos encargados de la recaudación y de la distribución de los recursos públicos, de manera que estos se distribuyan con total apego a las leyes y a nuestro estado de derecho.

Por como se le designan tan ilusorios recursos a las instancias que intervienen en la prevención, y sanción de los hechos que alteran la vida en convivencia, de esa misma manera los ciudadanos se mostraran en capacidad de respectar las reglas de juego que impone la vida en sociedad.

Se exige destinar los recursos que las leyes disponen les sean designados a cada uno de los cuerpos públicos. Esta es una problemática que debemos andarle de prisa para evitar descreimiento de las instituciones públicas.

Hay que evitar que se convierta en una chorrera la renuncia del personal que ha logrado semejante experiencia de la cual no puede prescindirse, y se pueda además, brindar los mantenimientos a sus estructuras, y que decir de las necesarias inversiones que deben ser hechas tanto en nuevas edificaciones, en tecnología, en suministros, etc.

De no hacerse, la justicia sangrará por saberse incompetente e incapaz de darle satisfacción a las necesidades públicas de los ciudadanos que reclaman su mediación para la solución de sus controversias.

Se debe reconocer a los empleados y encargados de administrarla, las posibilidades mínimas de crecimiento, de sostenibilidad. Es muy lastimoso que una vez que el Estado invierte para la formar al personal que requiere para su desempeño, este luego no le brinde las garantías de prestación de servicios que lo mantengan a su disposición.

Para todo esto se deben destinar los fondos económicos reglamentados, de hacerlo se estarían forjando las bases para desmontar el criterio generalizado de que sea esta instancia, la cenicienta de los poderes del Estado.

Se hace necesario implementar un sistema que haga posible el cumplimiento fiel de las leyes que rigen las partidas presupuestaria, este debe combinarse con la interacción entre las diferentes fuerzas sociales.


Salomón Ureña BELTRE.
Abogado – Notario Público.
Wamcho’s father

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www.salomonbeltre.com

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