Los Guardias a Preservar la Paz Ciudadana.

Posteado el // Comentar
Cuántos dominicanos pueden airear sentirse medianamente protegidos o seguros en estos tiempos, bien en sus casas, colegios, lugar de trabajo, plazas, lugares de diversión, etc., o bien durante el tránsito al desplazarse de un punto geográfico del país a otro.

El índice de criminalidad aumenta de manera consistente y las autoridades no parecen percatarse de la temeridad en que incurren en no prestarle la seriedad que amerita darle al tema.

A tal grado ha llegado la comisión de actos delictivos en todas las áreas de la vida cotidiana, que poco ha faltado para que las autoridades deban decretar el Estado de Conmoción Interior, prescrito por la Constitución Dominicana en el Art. 264, dentro del Capítulo XIII, relativo a los Estados de Excepción.

Y no es para menos, los delincuentes se han adueñado de la paz pública logrando poner literalmente de rodillas a toda la ciudadanía.

La poca capacidad de respuestas que las autoridades represivas le han dado a la ciudadanía por hechos que han lacerados y ultrajado la seguridad individual, ha sido aprovechado por la delincuencia para abrirse camino hasta el extremo que en estos días, nada ni nadie acusa seguridad alguna.

Desde aquellas fechas en que el senador por la provincia de Santiago Rodríguez, el abogado Darío Gómez fuera asesinado en la galería de una casa de unos amigos, bien cuando en plena luz del día han ingresado algunos facinerosos a una importante plaza comercial para robar y asesinar de manera inmisericorde, habiendo logrado el botín con toda la libertad del mundo, y antes cuando en pleno centro de la ciudad, en la avenida Abraham Lincoln, se detuvo y asaltó con fusiles y armas de uso exclusivo para la guerra, un furgón cargado de valijas que a su vez contenían grandes sumas de dineros y asesinados a sus cuidadores, la delincuencia pensó haber tomado el dominio y la autoridad en el escenario de la vida social en la República Dominicana.

En cada uno de los episodios comentados, las autoridades no fueron eficientes para develar los autores de tales tramas criminales y si obraron en algunos de ellos para tratar de contener y entretener a la opinión pública pretendiendo distraerla imputando a quienes no eran sino simples conejillos de indias, y a fin de cuentas no llegaron a ser sino el hazmerreir por sus incompetencias. En lo adelante, estos hechos han sido óbice para que la delincuencia se suba al escenario que protagoniza el drama nacional.

Las autoridades deben entender que la función principal del Estado es preservar el orden público y la  seguridad ciudadana y para ello no debe escindirse ningún recurso para que sea posible su mantenimiento y sostenibilidad.

La seguridad pública como una cuestión básica del gobierno deviene en una función tradicional y circunstancial del Estado, a su vez condicionada por los principios y normas de la democracia y de los derechos humanos.

En la medida que sean manejadas con medias tintas las cuestiones fundamentales del Estado, estas crecen hasta limites insospechados, de ello podría inclusive, depender la sostenibilidad y permanencia del gobierno de turno.

La conquista de la hegemonía de Roma en el mundo antiguo con la derrota de Cartago en el siglo VI a.C, obedeció fundamentalmente a que no hubo una reacción oportuna contra los vicios que se entumecieron alrededor de sus gobernantes, y váyase a ver como repercutieron esos magnos acontecimientos para tanto para las tierras conquistadas y la influencia de esos hechos en la historia post moderna.

Hoy día, gracias a la atinada decisión de disponer el atrincheramiento de las fuerzas armadas en cada una de las calles del país, se ha tornado un cierto sosiego, el que en caso de no haber existido una reacción oportuna de parte del equipo de hombres y mujeres que acompaña al Presidente Danilo Medina en la dirección del Estado, hubiera habido en menos tiempo del pensado, consecuencias inesperadas contra todo el statu quo.

Con el apostamiento de las fuerzas armadas en las calles del país para conjurar la criminalidad se ha recurrido a una atinada táctica que procura de una vez y por todas, someter a los delincuentes a la obediencia y dejarles dicho que se está en capacidad de accionar con valentía y determinación en aras de mantener la concordia y la paz ciudadana.

Toda la comunicad nacional debe respaldar la decisión del Presidente de la República, en el sentido de colocarse de frente contra la delincuencia, so pretexto utilizar todos los medios que hagan detener la desvergüenza criminal de la ola de maleantes que han pretendido ser amos y señores de la paz y la seguridad pública.

Esta medida cuenta con la legalidad que le atribuye la Constitución Política Dominicana, ya que en su Artículo 252, el cual dispone en su numeral 2, lo siguiente:

“Misión y carácter. La defensa de la Nación está a cargo de las Fuerzas Armadas. Por lo tanto: … 2 [Podrán, asimismo, intervenir cuando lo disponga el Presidente de la República en programas destinados a promover el desarrollo social y económico del país, mitigar situaciones de desastres y calamidad pública, concurrir en auxilio de la Policía Nacional para mantener o restablecer el orden público en casos excepcionales]”;

Combatir las actividades criminales que pongan en peligro el interés de los habitantes de la República es cosa que hay que prestarle la mayor atención y para ello deben disponerse de todos los recursos que se tengan al alcance, incluyendo al cual ha recurrido el Presidente Constitucional de la República, el uso y apostamiento coyuntural de las fuerzas castrenses en las calles, y en caso de ser necesario, la incursión a la declaratoria de calamidad pública interna con el propósito de salvaguardar la seguridad ciudadana.

Es inaceptable que nos gobierne la agenda que nos propone la delincuencia sobre la base de la inseguridad, del daño a personas y bienes, el mensaje de toda la ciudadanía en respaldo al gobierno es y debe ser claro y contundente, el cual es de que no pasarán…


Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado.
salomonbeltre@me.com         

Cel. 809 353 5353

0 comments:

Publicar un comentario