De mucha satisfacción nos llena la información que
da cuentas sobre el pago de las pensiones que el Estado les ha hecho a cientos de
trabajadores de la industria cañera. Se vislumbra un nuevo amanecer en la vida
de estos hombres y mujeres que desempeñaron una función vital para la economía
dominicana mientras veían deteriorar sus vidas productivas bajo el incandescente
sol que cada día les tostaba y les blandía sus energías.
El Estado recompensa, por fín el sacrificio que
hicieron estos labriegos al destinar de las arcas estatales y el reconocimiento
de los dominicanos más justos, el pago de una pensión que aunque resta por ser
digna, por lo menos minimiza los impactos de pobreza extrema en que coexisten ellos
y sus familias.
Con el pago de las pensiones, el Estado reconoce los
esfuerzos de los trabajadores de este, que fue y que aun se mantiene como uno
de los más sensibles sectores de la producción nacional.
Gracias al tesón laboral de estos dedicados hombres
y mujeres, en su mayoría de nacionalidad haitiana, tuvimos como resultado que
la República Dominicana brillara en los mercados internacionales como una de
las más grandes proveedoras de los productos derivados de su industrialización,
colocándonos en un nivel de reconocimiento global y de abundante riqueza local,
aunque como se sabe, muy mal distribuida.
Es tanto más reconfortante saber que desde el Ministerio
de Hacienda se han estado haciendo esfuerzos en sistematizar los pagos de las
deudas que tiene el Estado Dominicano con trabajadores de diversos sectores, que como al
de la caña ameritan de su pronta y urgente intervención.
Con la inyección de más de doce millones y medio de
pesos que fueron destinados para solventar el pago a más de doscientos ochenta
trabajadores de la caña, para lo cual un
personal de la Dirección General de Pensiones y Jubilaciones
(DGPJ), del Ministerio de Hacienda, se trasladó a las comunidades donde
residen los beneficiarios e hizo entrega de los cheques correspondientes para de esta
manera poder pagar a quienes no pueden cobrar sus pensiones por el estado de
ilegalidad en que se encuentran, aún a esta fecha en nuestra República, son
muchos los que ven la luz al final del camino.
Durante más de treinta años, por la actitud
irreflexiva de sus autoridades, el Estado Dominicano ha molido las esperanzas
de los trabajadores cañeros, a éstos se les ha negado el acceso a mejores
niveles de vida, al no dispensarles de manera oportuna el pago de sus merecidas
pensiones.
La falta de justicia social y la inoperancia del
sistema ha hecho con los que dedicaron los mejores años de sus fuerzas
productivas trabajando para y en los ingenios del Consejo Estatal del Azúcar, fueran
gentes con voz pero sin escuchas; no es sino hasta ahora cuando alguna
instancia oficial ha asumido la responsabilidad de responder a sus justos reclamos.
Para lograr el pago de lo que ahora se ha
materializado, los susodichos trabajadores debieron elevar sus voces hasta hacer
que produzcan eco a nivel internacional, no sin antes manifestarse ante el
Congreso y el Palacio Nacional, así como ante otras instancias en procura de que
las políticas de protección social del Estado produjeran sus efectos ante este
sector.
Un Estado de derecho debe tener siempre respuesta
para las personas que hayan dedicado su juventud para levantar y mantener
activa su economía. Cuando estos reclamos quedan sin respuesta, la justicia
social es pura quimera.
Enhorabuena, esta es una misión que debe alegrarnos
a todos, su ejecución debe encaminarse y ser cumplida sin que las autoridades competentes
desmayen en hacer que los programas iniciados se extiendan a la mayor cantidad
de trabajadores, y como no, QUE NO SEAN OLVIDADOS LOS TRABAJADORES DE LA
CONSTRUCCIÓN, quienes pasan por iguales o peores circunstancias.
Salomón Ureña
B E L T R E.
Abogado –
Notario.
salomonbeltre@gmail.com
809 353 5353
809 381 4353
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