El Empleo Informal se Impone en la Economia Dominicana.

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“…el comportamiento del mercado laboral fluye en la medida en que la bajada de los salarios deriva de la competencia de los trabajadores y el interés de los patronos…” 
Adam Smith

La referencia más inmediata para medir como se encamina la economía de un Estado es determinando los parámetros que indican los índices de las manos de obras empeñadas en las locaciones de trabajos creadas a tales fines, y además de las proyecciones de como las economías se muestran en capacidad de ir insertando los que van incorporándose al mercado laboral. Se implica que, a mayor empleo, mayor actividad de los sujetos económicos.

De la calidad del empleo y de su fluctuación en la satisfacción de las manos de obras optas para su desempeño se crea una simbiosis que conlleva, aunque no de manera absoluta, el nivel de crecimiento de las economías, Podemos afirmar de forma categórica que sí estos dos factores se combinan de manera favorable, habrá un seguro aumento del Producto Interno Bruto, del cual se espera suficiencia para lograr los recaudos que posibiliten alcanzar las metas y las exigencias de los Estados.

El ente participativo fundamental de la actividad económica del Estado es el propio Estado, toda vez que este interviene tanto como sujeto económico público, además de como regulador, bien como su planificador, y finalmente como sujeto económico privado. Dependiendo de los niveles de su participación en cada una de estas esferas se experimentará el desempeño de las grandes economías.

Se espera que sean cubiertas estrictamente cada una de las funciones del Estado en la actividad económica, siempre que se aspire lograr niveles de desarrollos óptimos. El de facilitador, y creador de mecanismos de elocuentes proyecciones, es apenas uno que como hemos dicho, no debe darse por desatendido.


Estamos convencidos, y entendemos que todos así habremos de coincidir, en que la inobservancia a las reglas prudenciales del mercado ha sido la causa que ha originado los trastornos que hoy acusa el ámbito laboral en nuestro país, toda vez que por no haberse hecho los esfuerzos para trazar los lineamientos que permitieran tener un mercado laboral saneado, hoy resulte la alteración en los niveles medios de control de dichas variables, que, lamentablemente hoy es el dolor de cabeza de las autoridades competentes.

En concreto, si una economía permite -por no cumplir en el grado y naturaleza que sea necesario-, que su mercado laboral informal crezca en desequilibrio, que en el caso de la República Dominicana, es casi exponencial, frente al mercado formal, verá como se requerirá la adopción de medidas que provocarán que algunos sectores deban encarar grandes sacrificios, que podrían poner en riesgo, inclusive, la estabilidad económica en su conjunto.

Las enormes brechas de ingresos, baja capacidad de generación de empleos, capacidad técnica insuficiente, bajos salarios, son algunas de los aspectos que intervienen en el aumento del mercado  laboral informal, el que a largo plazo hace medrar las posibilidades que aseguren un mejor estadio económico para los ciudadanos en su conjunto.

Las cifras que ofrece el mercado laboral dominicano es la mejor muestra de lo adocenado que ha estado el desempeño de quienes han debido actuar con mayor presteza en la inhabilitación del crecimiento de estos bochornos, a estos efectos, solo el nivel de desempleo general en nuestro país alcanza los catorce punto cinco por ciento. Los empleos informales rondan en la actualidad los 2.6 millones, esto es prácticamente el cincuenta por ciento de la fuerza laboral activa, lo cual implica que en la mayoría de los casos, el Estado no tiene forma de como fiscalizar estos desempeños, lo que degenera en pérdidas cuantiosas a las arcas estatales, y este no es sino apenas, uno de los tantos males que acarrean tales improvisaciones.

Las anteriores estadísticas son la referencias más inmediatas que nos permiten asegurar que el mercado de trabajo en la República Dominicana, es un lastre que representa la ineficacia tanto de los grupos empresariales, industriales, comerciales, domésticos, y en mayor medida del propio Estado, por no haber obrado de forma eficiente y oportuna en la identificación de las fuentes que propicien la creación de puestos de trabajos que promuevan un crecimiento económico que alcance al mayor grupo poblacional posible, y no como se ha reflejado hasta la actualidad, donde un reducido grupo de acaudaladas familias son las que se “embolsillan" el grueso de todas nuestras riquezas.  

Consternación y rubor es lo que causan las desigualdades que resultan de estos desvaríos.

No obstante la economía dominicana haya tenido un crecimiento sostenido en las últimas cuatro décadas, este no se ha traducido en la creación de puestos de trabajos formales que garanticen prosperidad a las mayorías, sino todo lo contrario, lo que se ha generado es en una especie de pobreza inducida que se ha cernido en la espalda de las grandes masas, producto de la obsolescencia en la planificación del Estado. Deliberadamente o no, este no ha patrocinado políticas efectivas que disminuyan los efectos de tales males.

Las variables que intervienen para calificar como formal o informal un empleo, es que para el primer caso, que el sujeto activo pueda ofrecer a cinco o más trabajadores puestos de trabajos bajo condiciones de debidas garantías laborales, y el informal, se refiere a estos mismos entes con capacidad de ofrecer entre cinco o menos puestos de trabajos.

Salomón Ureña  BELTRE.
Abogado – Notario Público.
Wamcho’s father.
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