Se Impone la Delincuencia.

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Se hace cada vez más común la ocurrencia de hechos delictivos en nuestra sociedad. La familia se torna más insegura, las personas se hacen más vulnerables, y hasta casi nos sorprendemos, no de que no ocurran acto delictivos bochornosos sino de vivir en cierta tranquilidad. Es extraño que pase un día sin que ocurra un hecho delictivo que no nos deje de sorprender por la envergadura de su trascendencia.


El caso de los señores Estanislao Batista Delgado, y de Leonardo Batista, de 53 y 52 años, respectivamente, los que luego de realizar una operación bancaria en la plaza comercial Bella Vista Mall, en la que procuraban los recursos para cumplir con el pago a los obreros de las obras que venían realizando, al ser victimizados por la ola delincuencial que nos arropa, es uno más de los tantos casos que a diario nos ocurren, que nos evidencia el grado superlativo de inseguridad ciudadana en la que vivimos.


Estos dos ciudadanos de presteza social, fueron interceptados mientras salían de la plaza comentada, y sin mediar palabras, sus verdugos les acribillaron de manera inmisericorde, dejando al primero muerto en la misma escena del crimen, mientras que al segundo, al ser llevado a un centro médico e intentarse insistentemente mantenerle la vida, luego de varias intervenciones quirúrgicas, falleciera el viernes en horas de la noche y sepultado el sábado, sin siquiera su madre poder llegar a tiempo desde el extranjero donde vive, para poder darle cristiana sepultura; la descomposición de su cuerpo, lo impidió.


Que lamentable y horroroso es el cuadro de angustia y desesperación que se nos presenta a todos los dominicanos con este que se ha convertido en uno de los peores males que maltrecha las libertades ciudadanas.


Fueron dos miembros de una misma familia, guías, sostenes de ellas, los que fueron afectados por quienes no parecen cejar en cometer actos tan violentos como los que les ocasionaron la muerte a Estanislao Batista Delgado, y de Leonardo Batista.


Sus familias quedan afectadas y marcadas para siempre, sus hijos convertidos en huérfanos, sus padres profundamente afectados, sus hermanos sumidos en la más grande tristeza e infortunio, atesorando de seguro en sus respectivas conciencias el deseo de tomar por sus manos las retaliaciones que merecidamente deberían sufrir los cobardes que prefieren golpear de manera tan inmisericorde a sus victimas al arrebatarles, no solo sus bienes sino hasta la vida misma.


El drama que resulta de la amputación de los miembros de una familia se refleja en toda la sociedad, máxime cuando las victimas son generalmente entes en plenas etapas productivas, personas con verdaderos valores humanos, trabajadores incansables, los que quizás son quienes han logrado sortear las dificultades que les impone la existencia para convertirse en los que generan los ingresos que hacen posible mejorar las condiciones de vidas de los suyos.


La impotencia que resulta de ver como esta sociedad tiene que quedarse nada más que impávida, con los brazos prácticamente cruzados, al no tener las respuestas inmediatas con que merecen ser respondidos los facinerosos que violentan el estado de paz y sosiego del cual todos tenemos derechos a disfrutar.


La sociedad dominicana debe integrarse en una misma célula para poder encarar más efectivamente y con responsabilidad este mal. Son valiosísimas las personas que son y han sido victimas de la libertad de acción con que han estado operando los delincuentes.


Debe haber una integración de todos quienes cohabitamos en esta sociedad a los fines de que todos cooperemos en iguales proporciones, este es en fin, un tema que a todos nos concierne.


Les queda la esperanza a los familiares de las victimas de la plaza Bella Vista Mall, que ya los cuerpos investigativos han colectado algunas fílmicas que dejan identificado por lo menos a uno de los que participaron en el acto criminal. Auguramos que a través de estas fotografías sean atrapados los que cometieron este horrendo hecho, de manera sean sometidos a la acción de la justicia, y se les aplique con todas sus consecuencias el peso absoluto de las leyes.



Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado - Notario.
809 353-5353
salomonbeltre@me.com

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