Para mis sobrinas: Analkiri
y Walkiri, y mis hermanos: Darling y Starling en el inicio de su formación
universitaria.
Todo ser humano aspira trascender y
destacarse socialmente, para lograrlo debe cumplir con los rigores que importan
a la decencia, la pulcritud, la solidaridad. Someterse al cumplimiento de los
factores sitiados por la escala de valores sobre los cuales se sustentan la
vida en comunidad, tales como la ética y la moral debe ser el principal norte
que debe proseguir toda persona de cara a un mejor futuro.
Llegado el momento en que ya
concluidos los estudios secundarios, el ser humano se ve precisado a escoger el
área profesional o técnica en la que tendrá que desempeñarse para destacar su
utilidad a la sociedad, a su familia y sobretodo asimismo.
La vocación individual planta la
piedra angular sobre la cual deberá apoyar la decisión a tomar. Ser médico,
abogado, ingeniero, militar, policía, bombero, técnico, mecánico, comerciante,
político, etc., son algunas de las primeras opciones a la que nos inclinamos. Estas
nos preparan para un futuro que anhelamos nos sea halagüeño.
Muchas veces, somos inducidos hacía
una u otra rama profesional por nuestros relacionados, familiares o amigos.
Examinamos en nuestros alrededores aquellas áreas con la que resultamos ser más
compatibles. Solemos dejarnos llevar por las muestras de éxitos que nos vienen
de ambientes cercanos. Algunas veces las superaciones ajenas siembran y guían
nuestras propias expectativas.
Podría decirse que no todos debemos
aspirar a formarnos en la universidad para desempeñarnos como ente productivos
e importantes de la sociedad. La verdad es que todo aquel que ha logrado alguna
importante superación y trascendencia, acude al estribillo de haberse
acreditado, por lo menos, como exitoso tras el certificado otorgado por la
“Universidad de la Vida”, como justificación de que su superación está bien
sustentada.
El éxito se tiene mejor asegurado
habiéndose instruido y capacitado en la universidad, es desde donde le daremos
cuerpo y fundamento a la dirección de nuestra objetividad.
El compromiso personal de cada cual
debe estar empeñado en contribuir en que la sociedad sea cada vez más justa. La
solidaridad es sinónimo de respeto por la humanidad, por sus instituciones,
para hacer causas con estas expectativas, debemos procurar una sólida
formación, la que comienza por casa, continúa en la escuela, pero que
evoluciona más que en ninguna otra esfera, en la universidad. Allí forjamos
nuestra identidad humana, personal y profesional, adquiriendo conocimientos, cultura
y los elementos que la ciencia nos proporciona como herramientas que habrán de
labrar nuestro mejor desempeño en el mañana.
Desde la universidad mostraremos
nuestro liderazgo, allí decidimos cuales son los temas que habremos de
desarrollar en todos los órdenes de nuestras vidas, incluyendo los más íntimos
como conocer y escoger la que será nuestra compañera, los amigos, nuestros
colegas, etc.
Forjar la disciplina, la lealtad, y
encausar el esfuerzo para lograr superarnos sobre el trabajo instruido, nos
traerá poder, gobernanza y dirección.
Lo que optemos por ser desde la
universidad trazará nuestra relación con nosotros mismos, con nuestras familia,
con nuestra sociedad y con la humanidad.
Nuestro compromiso social, y la
responsabilidad para afrontarlo está en el robustecimiento de una solida
formación universitaria.
Enhorabuena a los allegados!!
Salomón
Ureña B E L T R E.
Abogado
– Notario.
809
353 5353.
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