La Organización de las Naciones
Unidas designó a partir del 1993, el 22 de marzo de cada año como el día
Internacional del Agua.
Los seres vivos, y dentro de ellos,
los seres humanos necesitamos del agua como elemento vital para nuestras
subsistencias, para satisfacer nuestras más perentorias necesidades; esta es
consustancial para la vida, para la cotidianidad.
Gracias a la disponibilidad y al uso
del agua, los seres humanos hemos podido alcanzar niveles de desarrollos
altamente sofisticados. Son pocas las actividades que ha emprendido la
humanidad donde el agua no intervenga como elemento fundamental.
El pináculo del desarrollo de la
agricultura moderna, por ejemplo, está basado en la implementación del uso que
del agua y su canalización supieron hacer las civilizaciones tanto egipcia,
hebrea y la romana.
En la antigüedad, motivados por las
constantes necesidades de los pueblos en guerras, las regiones más aisladas de
los grandes centros urbanos debieron emprender importantes estructuras de
ingenierías lo que incluía sistemas de riegos a través de los cuales canalizar
de manera eficiente las aguas, lo que determinó que estas regiones adquirieran
sus propias autonomías, desplazando las principales ciudades Estados hasta
convertirse ellas mismas en verdaderas metrópolis.
Estos cambios fueron posibles por las
carencias que imperaban en los regimientos que debían guarnecerse en las regiones
aisladas hasta tanto fueran necesarias sus presencias en los frentes de
batallas. Los ejércitos se las ingeniaban para poder llevar de una región a
otra a través de sus ingeniosos métodos de transportes, las aguas, los que para
la época llegaron a ser los más sofisticados.
Todo lo anterior viene a cuentos
debido a que en la semana que acaba de transcurrir, nos vimos precisados a
visitar la provincia de Puerto Plata a realizar una labor propia de nuestro
ministerio profesional de abogado, donde acompañado de un estimado colega, el
Dr. Francisco Regalado, debimos transitar y detenernos en el municipio de
Imbert, donde al entrar a un importante centro comercial, fuimos abordados por
su propietaria quien con una queja que francamente a nosotros, inicialmente nos
pareció estridente, excesiva, nos mereció nuestra especial atención.
Nos exponía la señora Juana Sención,
que el municipio de Imbert ha sido desprovisto de las atenciones y de las
políticas gubernamentales que auspiciarían su desarrollo. Este municipio no
obstante ser pacífico, trabajador, y consciente de su realidad, no posee
siquiera un acueducto.
Sí, hace más de treinta años que
el Estado Dominicano se olvidó de prestarle el servicio de agua potable a la
localidad de Imbert. El medio con que cuenta esta localidad para
abastecerse del agua es a través de la compra a granel, lo que presume una
disminución considerada del presupuesto familiar, no obstante, ser un pueblo
constituido en su mayoría, por personas de muy bajos recursos económicos.
Es inexplicable que un municipio de
una provincia tan importante para el turismo como lo es Puerto Plata, carezca
de un sistema de acueducto que provea a sus habitantes del preciado líquido.
Pero mayúsculo es el desafuero, lo que adquiere ribetes de escándalo, el que la
falta del acueducto se remonte a las tres décadas.
Decidimos tomar algunas muestras de
algunos ciudadanos, se nos explicó que las autoridades han justificado la
no construcción del acueducto, alegando no existir las fuentes fluviales
directas desde las cuales pueda ser alimentado, excusa esta que nos parece
desconcertante, máxime como hemos visto, hace tiempos inmemoriales que
civilizaciones de la antigüedad diseñaron las primeras estructuras de
ingenierías tras las cuales lograron la canalización de las aguas de manera
eficientísima, logrando proveer a comunidades tan distantes las unas de las
otras del líquido con lo cual respondieron a los desafíos de la época.
Para tragedia del municipio de
Imbert, todo esto se mantiene, no obstante los dos principales funcionarios
electos de la provincia cabecera ser oriundos de Imbert, esto es, el síndico y
el gobernador de Puerto Plata, incluyendo a otros encumbrados funcionarios que
ostentan posiciones cimera en el organigrama del Estado, incluyendo el segundo
al mando en el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, quienes por sus
indiferencias a las problemáticas sociales de su municipio están muy mal
estigmatizados por sus compueblanos.
El acueducto de Imbert puede
alimentarse, según nos informaron algunos lugareños, tanto del Río de Baja
Bonico arriba que está apenas a seis kilómetros del pueblo, o bien de Barraba
que está a parecida distancia.
El esquema conceptual de Estado
Social y Democrático de Derecho instituido en nuestra Constitución es un
referente a través del cual los ciudadanos dominicanos habremos de alcanzar la
plenitud de nuestras vidas. Esta noción que es un calco de la Constitución de
Francia de 1958 ora de la Española de 1978 y de otras, merece ser traducido en
una muestra de desempeño real de nuestros gobiernos. Estos deben imitar
como convertirse en pragmáticos, en ejecutores eficientes de las obras que
dignifiquen la vida de los ciudadanos.
No por menos, las buenas obras de los
gobiernos constituyen la razón del desarrollo de las naciones.
Los habitantes del municipio de
Imbert, Puerto Plata, esperan desde hace treinta años que el Gobierno Central,
lleve a sus apenas 1,852.90 kilómetros cuadrados y a sus casi treinta mil
habitantes la normalización del acueducto a través del cual pueda disfrutar de este
preciado líquido sin el cual la vida no es posible en ninguna de sus formas.
Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado.
salomonbeltre.blogspot.com
www.salomonbeltre.com
809 381 4353
809 381 4353
0 comments:
Publicar un comentario