Todo el que conoce a la magistrada Fernández la intuye como una persona de un temperamento apacible, racionado, paciente, de pensar agudo, que sabe exponer con claridad sus pensamientos, de ideas bastantes claras y bien definidas. En su libro, Ingrid Fernández deja escurrir la amplitud de su profesionalidad la cual esta muy arraigada a su personalidad.
La importancia de este libro es consustancial a la razón misma de nuestra existencia como abogados, de ello debió estar consciente la autora al revelarnos con los detalles que resaltan, haber tenido delicadeza en extremo, lo que queda evidenciado con las oportunas “Anotaciones” que hace en cada propicia ocasión al devenir de su compilación.
Compendio de Resoluciones Penales de la (S.C.J.) es una obra auténtica, satisfactoriamente concebida, bien pensada, trabajada y terminada en sus más nimios detalles. Su confección debió sacrificar grandemente a su autora, esto por las altas notas de exigencias que revela su impresión. Esta es una obra que cobra ensimisma sentido de autonomía. Doctrina, jurisprudencia y la ley positiva son expresadas en todo su contexto y en cada relevante episodio cuya mescolanza ensalza su lectura y aumenta la ambición de ahondar sobre su estudio.
Que oportunos son los diferentes tópicos, cuan interesantes sus intervenciones en la esfera de cada resolución abordada. Es obligado dejarse llevar de su contenido hasta perder el sentido del tiempo en su lectura, a querer empaparse del porque de cada una de ellas, cada asunto tratado es de importancia capital.
Si importante devienen ser cada una de las resoluciones emitidas por la (S.C.J.), para la vigencia, ejercicio, y funcionamiento del Código Procesal Penal y con ello la aspiración de una justa, transparente, pronta y dinámica administración de justicia en el ámbito de lo penal, trascendente es la utilidad de esta obra, debido a que ella le da razón explicativa a la existencia de cada una de estas normas.
La obra se extiende desde lo práctico – teórico sin dejar de alardear el ámbito filosófico, su autora hace elocuente demostración de su solidez profesional, donde cultura general y formación técnico jurídica hacen gala de presencia.
La autora además se hizo atesorar para sustentar el contenido de su obra de las expresiones del pensamiento que más recientemente haya parido la doctrina mejor acaudalada.
La magistrada Fernández desentraña de manera elocuente los vericuetos que pueden derivarse de los notorios contextos de las resoluciones de la S.C.J., los que la mayoría de las veces resultan incomprensibles hasta para los propios abogados, y que decir de aquellos que no tienen la formación técnica para poder comprenderlas, sin embargo, la facilidad con que se expone el contenido de su libro rompe con toda limitación comprensiva.
Con su obra, Ingrid Fernández monopoliza la fuente donde han de ir a abrevar todos los que tenemos la necesidad de despejar las tantísimas necesidades que nos surgen en relación a los temas abordados, amén del logro que alcanza la autora de condensar en un único volumen, todas estas resoluciones que deambulaban por doquier.
Tal como lo aborda en la página 150 de su obra, la autora le entrega, también sin proponérselo, por lo menos de manera expresa, esta útil herramienta a los ciudadanos en conflictos con la ley penal, para que si tienen la mínima instrucción, y algo de método, puedan asumir su autodefensa a sabiendas que si hacen un uso racional de la misma podrán obtener los mejores resultados de sus procesos.
Concebir una obra de esta naturaleza requiere de gran osadía, la magistrada Fernández acaba de demostrar que la tiene de sobra hasta para repartir.
Tras su puesta en circulación, Compendio de Resoluciones Penales de la Suprema Corte de Justicia de Ingrid Fernández Méndez, se ganará merecidamente en muy breve tiempo, el adjetivo de obra meritoria y prestigiosa, lo auguramos, se lo deseamos…
En lo adelante, dudamos de algún abogado que al acudir a un tribunal no tenga consigo este importante instrumento, cuando no esté por lo menos en su biblioteca para su consulta obligatoria.
Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado – Notario.
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