Ya todos estamos definidos y sabemos de antemano
quien será el próximo presidente de la República.
Hasta antes de llegar a esta fecha fueron muchos
los vericuetos por los que hubo que transitar, mucho lo que hubo que tolerar de
los políticos y de la pesada campaña a la cual nos sometieron. Es muy pesado el
trajín que imponen a los ciudadanos los procesos de propaganda
político-electoral. Por esta razón se les reclama a los políticos la
implementación de novedosas fórmulas de promoción de sus proyectos electorales para
que sean tan afectados los ciudadanos a los que no les agrada participar de
estas actividades. De esta manera damos muestras del incipiente desarrollo que
hemos alcanzado.
Las muestras de inversiones estrafalarias de
recursos tanto público como privado es uno de los elementos que deben ser
enfocados para reformarse en los siguientes procesos electorales debido a que
las actuales fórmulas provocan irritación a los ciudadanos. Esta campaña que
recién concluye nos ha evidenciado una seria contradicción entre los
despilfarros en los que incurren los políticos de esta época y la pobreza en
que está sumida la mayor parte de la población, no existe en éstos la sensibilidad
social que otrora se esforzaban proyectar aun fuera para acarrearse la buena
voluntad de los votantes, que son en su mayoría los pobres.
Un aspecto interesante a resaltar en el actual
proceso electoral es que ambos partidos que se tercian la primacía electoral,
han pasado de sentirse ganadores plenos de las elecciones a vaciladores de
alcanzar la victoria.
Al día de hoy los cambios han aflorado en esta
parcela política y ha vencido, según sus propias impresiones, el saber hacer política, esto es, el saber
ganar elecciones…
El consciente y decidido interés de los máximos
dirigentes de este partido, anclados en el excelente equipo de estrategas del
que se han hecho valer, ha calado para acarrear una aureola triunfalista en el
electorado y en su propios correligionarios.
Por el contrario, un cambio radical ha
sobrevenido en las expectativas de los blancos, no solo hay una voluntad
flanqueada de parte de los perredeístas sino que hemos tenido experiencias
personales de verdaderos simpatizantes de este partido que han osado hacer
apuestas en contra de su propio partido. Se les nota en el rostro un
convencimiento de que asisten a una innegable derrota.
Desde nuestra óptica, la actual coyuntura
electoral será definitoria para el futuro político de los dos principales
candidatos que tercian en la carrera presidencialista; el que pierda deberá
retirarse del ruedo y ejercicio político, como lo decidió luego de perder las
recientes elecciones francesas, el ex presidente Nicolás Sarkozy.
Luego de los próximos cuatro años las respectivas
propuestas de gobiernos tanto de Danilo Medina como de Hipólito Mejía serían
obsoletas. Es nuestra convicción que cualquiera de los candidatos que gane
las elecciones quedará restablecido políticamente para gobernar durante los
próximos cuatro años, no así para el que las pierda.
Sobre el candidato Hipólito Mejía pesa la
desagradable experiencia que vivió la comunidad nacional tras la debacle de las
entidades bancarias por allá por el 2003, quien por su experiencia de Estado
puede reevaluar como hacer un mejor gobierno que el que encabezó en el periodo 2000-2004,
frente a un Danilo Medina que no tiene en lo personal ninguna cola que le
pisen, éste se ha preparado para ser presidente de la Republica, conoce al
dedillo los problemas fundamentales del país y ha dejado entrever con mucha
claridad que está dispuesto a sortear cualquier obstáculo para llevarse la
gloría de haber hecho un buen gobierno. A éste candidato tras su paso por las
diferentes instancias del Estado no se le ha podido señalar negativamente nada
que pueda empañarlo.
El suscrito aspira a que en el próximo gobierno
hayan directrices tendentes a organizarnos como nación, que hayan meridianos esfuerzos
que tiendan a disminuir los altos índices de pobrezas que acusa la mayoría
de nuestra colectividad. Instanciamos a los políticos a que su accionar lo
direccionen a fortalecer la independencia ciudadana a través del desmantelamiento
de los programas de ayuda, traduciéndolos en inversiones que propendan a hacer
de cada cual, un buen técnico, un buen profesional, que cada individuo dependa
lo menos posibles de las dadivas del Estado y de sus instituciones. Que se
enfoquen hacia la creación de nuevas plazas de trabajos, utilización efectivas
de nuestros recursos medioambientales y humanos, pero sobretodo que se inicie
una política de educación que trascienda a favor de los ciudadanos.
Aspiramos a que se produzcan cambios en la
mentalidad de quienes nos dirigen que propugnen por el bienestar de las grandes
mayorías. Todo esto se lograría haciendo un uso adecuado de los recursos que
genera el Estado.
Estas serán las últimas elecciones donde los
votantes concurriremos a escoger de manera separada al Presidente de la
República, en lo adelante, según lo ordena la Constitución del 26 de enero del
2010, la Junta Central Electoral deberá preparar elecciones para elegir de
manera concomitante tanto los cargos congresuales y municipales, así como a
quien deberá dirigir desde el ejecutivo el futuro inmediato de la República.
Esperamos tener una ley electoral bien consensuada entre las diversas fuerzas
vivas de la Nación para las elecciones del 2016.
Lamentablemente todavía en nuestro país no existe
la continuidad de Estado, un cambio de gobierno implica un cambio de todo lo que
se ha proyectado, debido a que cada partido, cada candidato, cada persona
tiene su propio objetivo y los métodos de cómo afrontar los problemas que
abaten a la comunidad. Esto debe dejar de existir, debe instaurarse una nueva
mecánica de dirección y de ejecutoria de la cosa pública.
Anhelamos a que en nuestro país se establezca un
gobierno que abra una era donde comience a afianzarse el valor de las
instituciones más que el de las personas, que sean las instituciones las que coadyuven
de manera sistemática al desarrollo nacional, de esta manera tendremos el país
que todos merecemos.
Salomón Ureña B E L T R E.
Abogado.
salomonbeltre@gmail.com
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