Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria.

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Los dominicanos debemos sentirnos más que satisfechos por haber sido uno de la integridad, de la solidez ética y moral de Juan Pablo Duarte, el que influido por sus más nobles sentimientos, por sus muy bien marcados ideales, labrará la independencia de nuestra patria y nos asentara como un pueblo de hombres y mujeres valientes.

Respaldado por una formación integral, incluida la hogareña, avalada por una recia instrucción intelectual, cuyos atributos le permitieron solidificar una conducta social y moral intachables, que hoy por hoy, lo convierte en el ejemplo más firme del cual debamos enorgullecernos los dominicanos.

Hijo de Manuela Diez, una madre que estuvo concentrada exclusivamente al cuido de sus hijos, y de un padre dedicado al comercio, Juan José Duarte, los que no cejaron en facilitar los medios a su primogénito para que alcanzara las metas de desarrollo intelectual que desde joven se impuso, éste que naciera el 26 de enero del 1813.

La búsqueda insaciable de conocimientos lo llevó a temprana edad a visitar las ciudades de las luces, como se les llamaba a los núcleos citadinos donde se suscitaban los pensamientos más modernistas de la época, tales como los Estados Unidos de Norteamérica, España, Luxemburgo, Francia, Inglaterra, Holanda, etc.

Fue precisamente, en uno de los viajes que emprendió hacia una de esas ciudades donde prendió la llama de la independencia, en ocasión de una imputación que le hiciera el capitán del barco que lo transportaba, de que los dominicanos no eran valientes por dejarse dominar por una nación extranjera, pues esta bastó para que en sus visitas a esas naciones, principalmente las europeas, recogiera, gracias a que se dejó seducir por los aires de libertades individuales que se auspiciaban por aquellos lares; la determinación de esculpir la independencia nacional, y liberarnos más luego del abyecto yugo opresor que nos imponía desde el 1822, la nación haitiana.

"Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante”, decía.

Juan Pablo Duarte fue desinteresado, decidido, valiente, osado, sosegado, gran estratega, determinista, liberal, hombre de acción, creador en 1838 de la reconocida organización secreta que diera al traste con la desocupación de los intrusos que ocupaban la parte este de la isla, la Trinitaria.  

Nunca temió disponer de todos los medios y los recursos a su alcance para invertirlos en la procesión independentista de su pueblo, hasta el extremo que orientó, bajo el consentimiento de sus padres, todos los recursos económicos familiares, a quienes dejó literalmente, aunque habiendo alcanzado la Independencia Nacional, en la más absoluta miseria, bajo este predicamento hubo de expresar para la posteridad que:

"Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera o se hunde la isla”.

Juan Pablo Duarte quedo marcado en la conciencia nacional como un ser superior, uno que no anidó en su vida ningún interés por acumular riquezas materiales, ni de títulos; que renunció a todo interés de erigirse en gobernante del país al cual le granjeó su independencia, siempre rechazó toda proposición que en ese sentido le hicieran algunos correligionarios, hasta ese grado llegó su desprendimiento material y de ambición personal, entendía que era deber de todo ciudadano:

"Trabajar por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”.

Muchos dominicanos actuamos como si no conociéramos a Juan Pablo Duarte, parecería, aun en aquellos que gozan de cierta formación, que se olvidan de sus enseñanzas una vez llegan a ocupar posiciones relevantes dentro y fuera del Estado, su accionar pasa a estar divorciado de lo que fueron sus enseñanzas. Actuar con semejante veleidad es hacerse merecedor de: 

"Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están muy acordes en estas ideas: destruir la Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la nación entera”.

La gran mayoría de los dominicanos no hemos sido consciente de seguir su filosofía, por eso es que muchos no demostramos amar la Patria que nos legó. 

En consonancia con los principios filosóficos Duartianos de que: "El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico...o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional”, se propone el gobierno dominicano, en ocasión de la celebración de los 200 años de su nacimiento, destinar el 4% del Producto Interno Bruto para facilitar la mejoría de la calidad de la educación nacional, lo que sin duda servirá para promocionar los mejores valores patrios, y por consiguiente, defender los intereses nacionales como siempre lo soñó, el más insigne de todos los dominicanos.

Es y debe ser función esencial de las autoridades nacionales, y de cada padre de familia, dar a conocer la obra de Juan Pablo Duarte. Todos debemos poner en práctica sus enseñanzas. Todos los dominicanos debemos hacer conciencia de la herencia dejada por Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria.

Por sus principios inmaculados, por su sacrificio a favor de las generaciones futuras, por la vida honrada y sacrificada que por causa de nuestra independencia tuvo, y por todo el legado de que nos dotó, merece que nuestra patria sea llamada “República Duarte”.  

Es su herencia inmarcesible, de su caudal debemos abrevar todos los dominicanos, no menos merecimiento le debemos por su prolífica obra existencial, la que debemos mantener viva bajo la guía que nos dispuso bajo el siguiente epígrafe:

"La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás integrante de ninguna potencia, ni el patrimonio de ninguna Potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia, ni mucho menos extraña”.

Finalmente Juan Pablo Duarte murió en el olvido, y en la más inimaginable pobreza en Caracas, Venezuela, el 15 de julio del 1876, no sin antes dejar en la conciencia y buen juicio de los dominicanos, la frase que no debe sino airearse para la posteridad, que:

"Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin Honor”.

Loor eterno a su nombre, a su figura, a su legado!!


Salomón Ureña  BELTRE.
Abogado – Notario Público.
Wamcho’s father.
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Mobile: 809-353-5353

Compendio de Resoluciones Penales de la Suprema Corte de Justicia de Ingrid Fernández Méndez.

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Compendio de Resoluciones Penales de la Suprema Corte de Justicia (S.C.J.) de Ingrid Fernández Méndez, nos parece no ser una mera recopilación de las normas instituidas a propósito de la instauración entre nosotros de la novedosa normativa Procesal Penal vigente, sino que es un enjundioso estudio que se aúna a una ciclópea labor donde predomina el esfuerzo, la dedicación, la determinación, así como la puesta en práctica del conocimiento que ha logrado acumular esta magistrada a todo lo largo y ancho de su vasta experiencia de estudio, laboral,y y docente.

Todo el que conoce a la magistrada Fernández la intuye como una persona de un temperamento apacible, racionado, paciente, de pensar agudo, que sabe exponer con claridad sus pensamientos, de ideas bastantes claras y bien definidas. En su libro, Ingrid Fernández deja escurrir la amplitud de su profesionalidad la cual esta muy arraigada a su personalidad.

La importancia de este libro es consustancial a la razón misma de nuestra existencia como abogados, de ello debió estar consciente la autora al revelarnos con los detalles que resaltan, haber tenido delicadeza en extremo, lo que queda evidenciado con las oportunas “Anotaciones” que hace en cada propicia ocasión al devenir de su compilación.