Febrero de 2019. Un vuelo de regreso desde España. Un detalle inquietante: pasajeros con mascarillas, destino Finlandia. Un presagio inadvertido de lo que estaba por venir. La pandemia de COVID-19, un cataclismo que detuvo la locomotora mundial, desató una vorágine de elucubraciones y especulaciones que, cinco años después, aún resuenan con fuerza.
La Brecha de la Percepción:
El periplo entre aquel vuelo en Madrid y el estallido global de la pandemia reveló una verdad incómoda: la disparidad en la percepción de la realidad. A pesar de los avances tecnológicos, la información no fluye con la misma intensidad y prontitud para todos. La pandemia, una palabra que pasó de la oscuridad del léxico especializado a la luz estridente del uso cotidiano, evidenció esta fractura en nuestra comprensión colectiva.
Un Mundo Transformado:
La pandemia lo cambió todo. La esencia misma de la individualidad, las interacciones sociales, los hábitos alimenticios, las dinámicas laborales, la vida en su totalidad, se vieron alteradas. Dos años de aislamiento, seguidos de cinco años de incertidumbre, dejaron una huella imborrable. Las víctimas, el dolor, la incertidumbre, persisten como un recordatorio sombrío de un fenómeno que aún clama por respuestas.
La Búsqueda de Responsabilidades:
Cinco años después, la pregunta persiste: ¿qué ocurrió realmente? La búsqueda de responsabilidades, la necesidad de un juicio que esclarezca los orígenes y las consecuencias de la pandemia, sigue siendo una tarea pendiente. La incertidumbre alimenta la especulación, la desconfianza, la necesidad de respuestas.
El Legado de la Pandemia:
La pandemia no solo fue un evento sanitario; fue un espejo que reflejó nuestras vulnerabilidades, nuestras desigualdades, nuestra capacidad de adaptación y nuestra necesidad de respuestas. Nos obligó a replantearnos nuestra relación con la información, con la ciencia, con la verdad.
Un Llamado a la Reflexión:
La pandemia nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra realidad, sobre la importancia de la información veraz, sobre la necesidad de la cooperación global. Nos desafía a construir un futuro más resiliente, más equitativo, más preparado para enfrentar los desafíos que aún están por venir.
Conclusión:
El vuelo silencioso de febrero de 2019 fue un preludio de un cambio profundo. La pandemia nos recordó que, a pesar de nuestras diferencias, compartimos un destino común. Nos enseñó que la verdad, la justicia y la responsabilidad son pilares fundamentales para construir un mundo más seguro y equitativo.
Salomón Enrique Ureña Beltré
Abogado - Notario Público
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