Deuda con Venezuela, Petrocaribe - Bonos Soberanos

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El gobierno dominicano recién dio a conocer la compra a Venezuela de la deuda que tenía nuestro Estado proveniente del Acuerdo de Petrocaribe, por un monto de US$1,933 millones.

Esta operación que para la colectividad no se conocía que se gestaba, pero que tuvo su eclosión pública de modo subrepticio, nos ha dejado a todos boquiabiertos, por cuanto no fue sino a inicio del mes de diciembre último cuando el propio Ministro de Hacienda, daba muestra de sorprendido cuando un reconocido medio de prensa local le preguntaba sobre si tenía los detalles de la supuesta venta de la deuda que mantenía la República Dominicana con Venezuela, a Goldman Sachs, una firma de inversión de capitales norteamericana, fundada por Marcus Goldman en 1869, cuyo precio en bolsa de sus acciones es en la actualidad de US172.41.

La referida operación, que está supeditada al crédito que había sido otorgado por las autoridades venezolanas bajo condiciones financieras muy blandas, esto es del uno por ciento anual, además de un plazo de vencimiento de veintitrés años y dos de gracia, representa una sólida ventaja, en el sentido de que habiendo sido nuestra deuda por un monto facial de US$4,023.5 millones, al haber pagado US$1,933 millones, nos hemos ahorrado, por lo menos dos mil millones de dólares, y nos hemos librado, por demás de que la dicha deuda pudiera haber sido adquirida por una corredora -especuladora- de capitales, como Goldman Sachs, de cuya suerte pudimos haber acarreados obligaciones financieras que lamentaríamos…

Con esta negociación, que es la transacción de manejo de pasivo más agresiva que ha vivido la historia económica dominicana, se ha roto un principio básico de economía de corte muy doméstico que refiere que: “Buscar dinero prestado para pagar viejas deudas, es cuestión que no siempre conviene”. 

Un capítulo que merece igual critica es que aun habiendo incurrido nuestro país en tan significativo sacrificio, nos quedamos siendo deudores de Venezuela, por la suma de US$96.5 millones, toda vez que no llegamos a adquirir sino el 98% del total de la misma, con la subsecuente tendencia a que esta deuda pueda aumentar, a no ser que las autoridades nacionales, hayan tomado las medidas precautorias que las eviten, lo que no le han sabido explicar al país, en un modo, ni en otro. Nuestros funcionarios han debido testimoniar cómo seguirían manejándose las relaciones con Venezuela de cara a futuras negociaciones con su petróleo, y sus derivados basadas en el Acuerdo de Petrocaribe. 

A ciencias ciertas, no sabemos si las autoridades nacionales lograron deshacerse de una carga como la implicada, o si por contrario se impone como la espada de Damocles, una recarga económica adicional al tener que pagar en plazos más reducidos, esto es a más tardar al 2019, la deuda asumida con la colocación de los bonos soberanos que permitieron adquirir los recursos con los que compramos a Venezuela, su acreencia.

A conveniencia, la mayoría de los expertos consideran como positivo el desenlace final de esta operación, sin embargo, nosotros somos de opinión que para que dichos resultados puedan ser valorados en tales dimensiones, deben nuestras autoridades implementar los mecanismos necesarios que impidan que la deuda pagada no se reproduzca bajo los mismos parámetros que le dieron origen, ora procurar disminuirlos acogiéndose a las modalidades que el Acuerdo prevé.

Pecamos con esta operación por no haber sido capaces de prever a tiempo, como país, el ahorro de los recursos dispuestos para su concretización, nos hubiéramos evitado tener que salir a buscarlos a fuentes de financiamientos foráneas, bajo la modalidad de colocación de bonos soberanos, como en precario tuvimos que hacerlo, bajo el colateral riesgo de tener que asumir los cuantiosos costes financieros presentes y futuros que ello implica. El Estado debe planificarse para una gestión que le permita reingresar esos capitales invertidos, de modo tenerlos disponibles para facilitarse los logros del desenvolvimiento económico y social que requiere nuestra sociedad.

Al menos nos queda la tranquilidad de que la compra de la deuda se hizo en una etapa en que se supone que la demanda de divisas no es alta, toda vez que al entrar enero hemos abastecidos internamente con las materias primas, los productos, maquinarias, equipos y artículos que requiere nuestra industria, y el comercio, en sentido general, para poder operar normalmente durante, por lo menos el primer trimestre del año 2015, de tal modo no tener que disponer de nuestras disminuidas reservas, y así evitar que el mercado de divisas empuje a la baja el valor nominal de nuestra moneda.

Crea escozor el hecho de si de verdad piensan los funcionarios dominicanos, y muy especialmente los que actuaron en esta transacción, de que las políticas de gobierno que adoptan le son exclusiva e individualmente privativas, o si por el contrario le deben, por lo menos, la cortesía de informarle a la ciudadanía sobre sus gestiones, porque es poco comprensible que el Ministro de Hacienda, al hacer el anuncio de la compra de la referida deuda, recalcara que los preparativos de dicha operación estaban en ciernes con las autoridades de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), desde un año atrás, sin que nada se supiera de ello en la opinión pública. Semejantes comportamientos levantan razonables y justificadas dudas en la población. Nos queda un sabor amarguito en la garganta, acompañado de un sin fin de preguntas, todas sin respuestas…


Finalmente, el Acuerdo de Petrocaribe es un esquema de comercialización del petróleo venezolano, y sus derivados, ingeniado y puesto en vigor a partir del año 2005, por el gobierno presidido por el entonces presidente, Hugo Rafael Chaves Frías, mediante el cual, este, el trigésimo país mundial productor del también llamado oro negro, le concede a las naciones caribeñas, la posibilidad de adquirirlo bajo condiciones preferenciales, y en adición evitar las cargas gravosas estimuladas por la especulación y el agiotismo, abusos que solían imponer, antes de la puesta en vigencia del indicado Acuerdo, los buques petroleros extranjeros, práctica que logró ser felizmente contrarrestada.



Salomón Ureña  BELTRE.
Abogado – Notario Público.
Wamcho’s father.
www.salomonbeltre.com
Office:  809-381-4353
Mobile: 809-353-5353

El Empleo Informal se Impone en la Economia Dominicana.

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“…el comportamiento del mercado laboral fluye en la medida en que la bajada de los salarios deriva de la competencia de los trabajadores y el interés de los patronos…” 
Adam Smith

La referencia más inmediata para medir como se encamina la economía de un Estado es determinando los parámetros que indican los índices de las manos de obras empeñadas en las locaciones de trabajos creadas a tales fines, y además de las proyecciones de como las economías se muestran en capacidad de ir insertando los que van incorporándose al mercado laboral. Se implica que, a mayor empleo, mayor actividad de los sujetos económicos.

De la calidad del empleo y de su fluctuación en la satisfacción de las manos de obras optas para su desempeño se crea una simbiosis que conlleva, aunque no de manera absoluta, el nivel de crecimiento de las economías, Podemos afirmar de forma categórica que sí estos dos factores se combinan de manera favorable, habrá un seguro aumento del Producto Interno Bruto, del cual se espera suficiencia para lograr los recaudos que posibiliten alcanzar las metas y las exigencias de los Estados.

El ente participativo fundamental de la actividad económica del Estado es el propio Estado, toda vez que este interviene tanto como sujeto económico público, además de como regulador, bien como su planificador, y finalmente como sujeto económico privado. Dependiendo de los niveles de su participación en cada una de estas esferas se experimentará el desempeño de las grandes economías.

Se espera que sean cubiertas estrictamente cada una de las funciones del Estado en la actividad económica, siempre que se aspire lograr niveles de desarrollos óptimos. El de facilitador, y creador de mecanismos de elocuentes proyecciones, es apenas uno que como hemos dicho, no debe darse por desatendido.


Estamos convencidos, y entendemos que todos así habremos de coincidir, en que la inobservancia a las reglas prudenciales del mercado ha sido la causa que ha originado los trastornos que hoy acusa el ámbito laboral en nuestro país, toda vez que por no haberse hecho los esfuerzos para trazar los lineamientos que permitieran tener un mercado laboral saneado, hoy resulte la alteración en los niveles medios de control de dichas variables, que, lamentablemente hoy es el dolor de cabeza de las autoridades competentes.

En concreto, si una economía permite -por no cumplir en el grado y naturaleza que sea necesario-, que su mercado laboral informal crezca en desequilibrio, que en el caso de la República Dominicana, es casi exponencial, frente al mercado formal, verá como se requerirá la adopción de medidas que provocarán que algunos sectores deban encarar grandes sacrificios, que podrían poner en riesgo, inclusive, la estabilidad económica en su conjunto.

Las enormes brechas de ingresos, baja capacidad de generación de empleos, capacidad técnica insuficiente, bajos salarios, son algunas de los aspectos que intervienen en el aumento del mercado  laboral informal, el que a largo plazo hace medrar las posibilidades que aseguren un mejor estadio económico para los ciudadanos en su conjunto.

Las cifras que ofrece el mercado laboral dominicano es la mejor muestra de lo adocenado que ha estado el desempeño de quienes han debido actuar con mayor presteza en la inhabilitación del crecimiento de estos bochornos, a estos efectos, solo el nivel de desempleo general en nuestro país alcanza los catorce punto cinco por ciento. Los empleos informales rondan en la actualidad los 2.6 millones, esto es prácticamente el cincuenta por ciento de la fuerza laboral activa, lo cual implica que en la mayoría de los casos, el Estado no tiene forma de como fiscalizar estos desempeños, lo que degenera en pérdidas cuantiosas a las arcas estatales, y este no es sino apenas, uno de los tantos males que acarrean tales improvisaciones.

Las anteriores estadísticas son la referencias más inmediatas que nos permiten asegurar que el mercado de trabajo en la República Dominicana, es un lastre que representa la ineficacia tanto de los grupos empresariales, industriales, comerciales, domésticos, y en mayor medida del propio Estado, por no haber obrado de forma eficiente y oportuna en la identificación de las fuentes que propicien la creación de puestos de trabajos que promuevan un crecimiento económico que alcance al mayor grupo poblacional posible, y no como se ha reflejado hasta la actualidad, donde un reducido grupo de acaudaladas familias son las que se “embolsillan" el grueso de todas nuestras riquezas.  

Consternación y rubor es lo que causan las desigualdades que resultan de estos desvaríos.

No obstante la economía dominicana haya tenido un crecimiento sostenido en las últimas cuatro décadas, este no se ha traducido en la creación de puestos de trabajos formales que garanticen prosperidad a las mayorías, sino todo lo contrario, lo que se ha generado es en una especie de pobreza inducida que se ha cernido en la espalda de las grandes masas, producto de la obsolescencia en la planificación del Estado. Deliberadamente o no, este no ha patrocinado políticas efectivas que disminuyan los efectos de tales males.

Las variables que intervienen para calificar como formal o informal un empleo, es que para el primer caso, que el sujeto activo pueda ofrecer a cinco o más trabajadores puestos de trabajos bajo condiciones de debidas garantías laborales, y el informal, se refiere a estos mismos entes con capacidad de ofrecer entre cinco o menos puestos de trabajos.

Salomón Ureña  BELTRE.
Abogado – Notario Público.
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El Mercado Laboral Mundial se Abre Camino hacia el Porvenir.

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La crisis económica mundial que se originó con la desaceleración de la economía global a partir del mes de agosto del 2007, desencadenó la perdida de algo más de veinticuatro millones de puestos de trabajo solo en los países más desarrollados. 

Sin importar el tamaño de las economías, todas fueron, por lo menos, objetos de preocupación, la Alemana, por ejemplo, que se ha caracterizado por ser una sociedad donde el ahorro hace causa común con el estilo de vida de sus ciudadanos, no pudo evitar los temores que presagiaban deterioros en su estabilidad económica. Gracias a su fuerte cimiento en sus caudales, esta nación pudo, solo con hacer ciertos concienzudos reajustes, colocarse en la dirección de la que en su conjunto es la más sólida economía mundial, la europea.

La llamada distorsión de los mercados del 2007, enjambre de la indicada crisis, misma que “oráculo económico” alguno pudiera predecir, es el cadalso en el que se sostiene el desbarajuste más díscolo de la economía mundial desde la mayor crisis financiera vivida por la humanidad en el año 1929.

Como es previsible, las distorsiones que producen tales imprevisiones, traen consigo pesadas consecuencias sociales, de modo muy particular acentuamos la pérdida de las plazas de trabajo, de la que se llegó acumular niveles de desempleos que sobrepasaron el 30 por ciento de manos de obras vacantes, solo en las naciones más desarrolladas.

Economías como la de los Estados Unidos de América, donde la crisis tuvo sus origines, así como en los países del sur de Europa, tales como Francia, España, Italia, Grecia, etc,, han sido de las más afectadas.

La falta de empleos, y la mala calidad de los existentes provocó altísimos niveles de descontentos generalizados, los que supieron ser canalizados por los diversos grupos sociales acostumbrados a interactuar con el sistema en la búsquedas urgentes de soluciones inmediatas.

En tales ambientes han surgido nuevos líderes que han presentado novedosas reinvindicaciones a los gobiernos, muchas de las cuales han incitado al cambio del panorama político de algunas naciones, casos muy concretos lo encontramos en Francia, con la anti inmigrante Mary Le Pen, y sus correligionarios del Frente Nacional, con “Podemos”, encabezado por Pablo Iglesias, en España, el que ha logrado cimentar una base política tan sólida que se valora el hecho de que si las elecciones generales fueran en la actualidad, se convertiría, fruto del respaldo popular, en una de la que habría que tomar en cuenta para formar gobierno, relegando a planos bajos al tradicional sistema bipartidista gobernante, esto es, al constituido por el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español.

Otra necesaria referencia es el caso del partido anti rescate Siryza, de Grecia, el que se encuentra en los mejores niveles de aceptación del electorado greco, según indican los sondeos, el que de ganar las elecciones próximas del 25 de enero próximo, podría acarrear la salida de la zona euro del país heleno, como lo externó la propia canciller Alemana, la señora Angela Merkel.

Los gobiernos tradicionales fruto de las gestiones reivindicatorias encaminadas por tales grupos de presión, han tenido que hacer esfuerzos que han conllevado profundas transformaciones en sus respectivos entornos económicos, que de no hacerlas producirían graves riesgos en la consolidación de sus fuerzas en los diversos estamentos de dirección estatal.

A estos efectos, países como España, Inglaterra, y en menor medida Francia, han comenzado a crear plazas de trabajos precisamente en el año dos mil catorce, producto de los cambios de tendencias de sus mercados de trabajos, lo que han logrado, gracias a la confianza que traducen las reformas estructurales puestas en práctica, creando mecanismos efectivos de promoción de la competitividad, haciendo elocuentes cambios de los regímenes laborales, los que, eso si, la mayoría de las veces, implican deterioro en la calidad del empleo, etc.

Cabe señalar que para el mercado norteamericano la situación ha sido mucho más alentadora, su economía ha ido en franca mejoría de manera escalonada por casi cuatro años seguidos, al extremo que en el último mes de diciembre del 2014, el gobierno que preside Barack Obama, logró crear alrededor de unos 254,000 nuevos puestos de trabajos, reduciendo a un solo 5.7% el desempleo en todo el país.

La recuperación del empleo en estas circunstancias atrae cierta tranquilidad y niveles primarios de esperanza en la conciencia ciudadana de estos países y de la aldea global en que se ha convertido nuestro mundo.


Salomón Ureña (WA).
Abogado – Notario.
Wamcho’s father.
@salomonbeltre